4 meses, 3 semanas, 2 días


Una película verdaderamente excepcional. Una película sin concesiones, una que no trata de convencer de un discurso específico (discurso que llaman ideología), sino simplemente de mostrar como se suceden una serie de pequeños eventos en la vida de un par de personajes. 4 meses, 3 semanas, 2 días apareció en casi todos los listados que seleccionaban el mejor cine de 2008, de 2007, su calidad está por encima de esos balances anuales. El siguiente comentario quiere ahondar sobre algunos puntos de la película, o que tienen relación con ella. Como todo comentario, por otra parte, es el provisional punto de vista de una persona. Éste bien debería ser una reseña, quizá sea una suma de presunciones y comentarios de otros.

  1. La Historia

En la década de 1980 el régimen comunista de Nicolae Ceauşescu endureció sus controles, sus prohibiciones. Se instauró una racionalización de todo tipo de productos, incluidos leche, huevos, agua corriente y luz eléctrica. No tardó en aparecer un mercado negro que vendía lo prohibido. El régimen de Ceauşescu también prohibió el aborto, en la clandestinidad hubo también un espacio para ello, evidentemente. Más cuando el régimen de Ceauşescu fomentaba el nacimiento de nueva mano de obra. Todo esto quizá no sea necesario tenerlo en cuenta al ver 4 meses, 3 semanas, 2 días, pero no sobra señalar cuál es el contexto en que se desarrollo la historia de la cinta.

¿Qué tanta relación tiene la historia particular de unas personas con esa otra Historia? Depende, ambas tienen una relación definitiva, pero no necesariamente en la medida en que se enseña en los colegios. La Historia no sólo es un telón de fondo, si el régimen de Ceauşescu no hubiese prohibido tantas cosas, la película sería muy diferente por dar un ejemplo. Y sin embargo la acción de esa Historia es, en cierta medida, invisible. Lo que vemos (y por qué no escribirlo: lo que vivimos) se mueve en primer plano, por momentos como si esa Historia no existiera, por momentos chocando con ella.

¿Cuál es la historia de 4 meses, 3 semanas, 2 días? Otilia y Gabita son dos jóvenes estudiantes universitarias. Gabita quedó embarazada y decide abortar. La cinta muestra el día del aborto de Gabita. Las múltiples dificultades que le sucede a estas dos mujeres para que eso ocurra. Tal vez sea sumamente burdo repetir eso de que la Historia es el escenario en que ocurre historias como las de Otilia y Gabita. Aunque no deja de tener algo de razón. Es evidente que las relaciones entre historia e Historia son mucho más complejas. Más cuando un estado decide taxativamente sobre las vidas de los individuos. Ahora bien, 4 meses, 3 semanas, 2 días muestra al mismo tiempo que en cierto sentido la Historia no es tan determinante. Lo que le sucede a una persona aún en estos regímenes está determinado por sus decisiones como individuo, también por una larga suma de azares. O mejor: que la Historia si influye, determina a las personas, pero eso tiene un límite (no muy fácil de precisar), un punto en el que ni siquiera esas imposiciones tienen influencia.

Por otra parte 4 meses, 3 semanas, 2 días no es otra cinta que se dedica a explotar el discurso de protesta contra las represiones, contra los regímenes de este tipo (es curioso que el discurso de muchos de los que se quejan de los regímenes represivos sea a ratos tan radical como el de esos opresores). Es básicamente una cinta que cuenta una historia que ocurre en aquellos tiempos. Evidentemente, a la hora de elegir, es quizá recomendable protestar contra todo tipo de tiranos, contra los regímenes de quienes creen ser la concreta solución a todos los problemas. Pero al contar una historia lo mejor es no hacer de ella un panfleto, sino dedicarse a la historia propiamente dicha. Es posible que alguno recuerde entonces filmes como El acorazado Potemkin o El triunfo de la voluntad; en mi opinión estas buenas películas deben sus cualidades a la forma en que estéticamente se desarrollan, no a los idearios que suponían promocionar.

  1. El aborto

No hay que confundir. A pesar de que 4 meses, 3 semanas, 2 días sea la historia de alguien que quiere hacerse un aborto (y lo hace), está película no es una de esas que quiere centrarse en un tema polémico, de explotar una fácil discusión para poder venderse mejor. Esta película no defiende ninguna posición en concreto, ni critica ni argumenta a favor de quienes están a favor o en contra del aborto. Como decía también de la cuestión histórica, la cinta no quiere convertirse en el medio para que el director exprese sus opiniones respecto al aborto. A la hora de hacer cine, estas opiniones personales pueden resultar irrelevantes. Por encima de estas opiniones se encuentra la habilidad de los realizadores. El debate de si es conveniente el aborto o no, no es un debate cinematográfico precisamente.

  1. Tiempo continuo

Es el momento de concentrarse sólo en la película. Cristian Mungiu presenta el día en que Gabita va a abortar. Pero para ello no hace uso de los recursos típicos para contar la historia, sino que presenta el día sin los artificios de lo que se puede denominar realismo. ¿A qué me refiero con realismo? Realismo a como lo define Rodrigo Fresán en una reseña sobre Acción de gracias de Richard Ford, el realismo es un género que no es como la realidad pero se parece a ella, es verosímil (para nosotros). A diferencia de este género Fresán ponía a Ulises o a Acción de gracias como textos que tenían a la realidad como materia central de ellos, una realidad que se intentaba capturar sin las convenciones con que un Balzac la hubiese descrito, sino con otras. Para ponerlo en términos del blog, The wrestler es realista, 4 meses, 3 semanas, 2 días es “real”. Claro que no hay que confundir, ni Ulises ni 4 meses, 3 semanas, 2 días son la “realidad”, son artefactos absolutamente deliberados que por momentos imitan muy bien eso que se suele llamar “realidad”.

Ahora bien, el desarrollo formal de la película rumana no es nuevo. Uno puede encontrar todo una serie de afinidades con Ozu, Bresson, Antonioni, Kiarostami, Tarkovski, por nombrar algunos. Mungiu pone en escena las situaciones en algo que llamaré tiempo continuo. Es decir, va incluir los momentos que se suelen editar en la mayoría de cintas: silencios, inactividad, etc. Este tratamiento le quita el dramatismo (excesivo en mi opinión) que la película tendría de no tener esos espacios, la cinta muestra entonces las acciones sin puntualizarlas del modo convencional, los eventos suceden sin que la carga dramática que un realizador convencional impusiese, por poner otro ejemplo del blog: en Revolutionary road se enfatizan los gritos, las peleas y las frases hirientes de los protagonista; en 4 meses, 3 semanas, 2 días el soborno que Otilia tiene que darle (sexo) al médico que hará el aborto se presenta de modo continuo, incluso como si no sucediera del todo, tal como muchas veces ocurren las situaciones en la “realidad”.

Esta desdramatización es útil para Mungiu, le permite no imponer un discurso sobre el polémico tema que trata, no cargar la cinta del efectismo y los recursos facilones de tantas películas que quieren conmover sin una verdadera razón.

Mungiu sin embargo no es autor del todo radical. Concentra su película en el punto de vista de Gabita y Otilia (más de Otilia que de Gabita). Quiere acercarse a este par de mujeres y mostrar como el flujo de sucesos va cambiando y afectando sus vidas. De hecho usa un largo plano fijo con fines más narrativos de lo que parece: después de que el médico ha puesto la sonda en Gabita, Otilia deja a su amiga y va a una reunión en casa de su novio. Otilia teme que algo salga mal, pero a pesar de todo cumple con la promesa que le hizo a su novio. Ya en la reunión, aún su renuencia, Otilia se sienta en medio de unos familiares que hablan animadamente. El plano nos deja ver a Otilia en medio de ellos, algo incómoda, preocupada. Y el plano sigue quieto, los diálogos se alargan, su novio se sienta a su lado, ella prueba un bocado de la cena, y así. Eventualmente el plano consigue producir tensión por contraste, la liviandad de la reunión opuesta a una posible tragedia que en ese momento le ocurra a Gabita. El tiempo continuo en esta escena en particular tiene un preciso fin narrativo. Una demostración de la capacidad de Mungiu para sumar tradiciones (de un cine más convencional con otro que no lo es tanto), una muestra del calculo preciso del realizador en todo detalle de la cinta.

Mungiu escoge los encuadres y posiciones de cámara con fines muy específicos, mostrar como la jornada va afectando a Otilia. Al final, cuando Gabita ya abortado y sale de su cuarto de hotel para comer algo, ambas jóvenes se encuentran y se quedan sentadas. Después de una breve conversación quedan en silencio, como esperando qué va suceder. La imagen trasluce incertidumbre. Y el tiempo continúa. Como al principio que irrumpió sin ningún apóstrofe. Hoy tal vez redunde decir que en la “realidad” se sabe que no hay principio ni fin, que las historias son parte de unos criterios muy específico de un porcentaje de la ficción. En eso también la cinta imita la “realidad”, no hay un verdadero principio, no hay final, el tiempo sigue avanzado en un infinito continuo.

  1. Del cine y sus interpretaciones

Esta película ha producido muchas interpretaciones. Uno se sentiría tentado a escribir que es como las buenas películas lo producen, aunque con algo de experiencia ya ni siquiera se confía en esa sentencia. Las interpretaciones de la cinta varían. Algunas de estas interpretaciones inventan (quizá también ésta). Una película como 4 meses, 3 semanas, 2 días es propensa a ello. Pongo un ejemplo:

Una mujer entra en una habitación vacía. Busca una silla y se sienta. Se mueve con ansiedad en el asiento, suspira. Entrecierra sus ojos y se recuesta en sus piernas. Se muerde los labios y de súbito se levanta y sale golpeando la puerta.

¿Cuáles son los motivos de la mujer? ¿Qué objeto tenía sentarse en esa habitación? Por medio del texto no se puede dar respuesta a esas preguntas. Sin embargo no hace falta para que algunos lectores inventen motivos. Algo parecido sucede con esta película (y con otras). Muchos espectadores creen descifrar correctamente un mohín, un gesto, un suspiro; lo peor es que muchas veces esos gestos ni siquiera guardan significado alguno.

El cine (y la fotografía), no creo descubrir nada al escribirlo, permitió la aparición de un punto de vista inédito. Uno que no estuviese mediado por la subjetividad, sino que fuera la captura técnica de un momento, de un instante. Al margen del espectador, una cámara cuando capta algo lo hace como no se había realizado antes, de una manera puramente mecánica. Los adornos, trucos, todo eso vino después. Una película siempre está mediada por la subjetividad de alguien (de sus realizadores, en principio), pero el mismo realizador puede optar por minimizar su injerencia, y dejar que las acciones se sucedan sin más explicaciones. Las interpretaciones entonces serían más cuestión de lo que el espectador quisiera hacer con la película.

¿Cuáles son las motivaciones de Otilia? ¿Por qué Gabita quiere abortar? La película da alguna pista que otra sobre esto, pero no da respuestas, la “realidad” es como un espejo opaco en el que apenas se descifran unos gestos. El resto es puro invento.

  1. Ojos bien abiertos

4 meses, 3 semanas, 2 días implícitamente predica una suerte de moral.

Una de las imágenes más impactantes de la cinta es aquella del feto en el suelo de un baño. La imagen no dura un simple instante, Mungiu lo muestra para que nadie pueda evitarlo. Todo su película es como un llamado a mirar sin deformarlo todo (qué mirada no deforma lo que ve), un llamado a mirar con los ojos bien abiertos. Este tipo de cine, finalmente, lo que tal vez diga es que hay que ver, sin concesiones, mirar de frente, porque a pesar de lo terrible y maravilloso que pueda ser, de esa “realidad” no se puede dudar.

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