Drive


 Tanto se ha escrito sobre cintas que hoy celebran nostálgicamente el pasado sin mencionar a Drive, cuando de todas es quizás la más nostálgicas de todas. Es extraño. Drive ocurre en un presente que anhela ser los 80. La cinta más nostálgica de todas, aunque ocurra hoy. No debía sorprendernos, si se tienen en cuenta tantas tendencias retro, vintage, revival, etc. Drive parte como un ejercicio de resucitación de estilos, de suma de referencias para convertir al material de serie B en una narración visualmente atractiva, potente; que cuenta una historia más bien desbalanceada entre el romance y la venganza. Para saber de qué estamos hablando con la resucitación de una estética, es suficiente ver los créditos.


Drive narra dos historias: el amor casto entre el silencioso conductor (Ryan Gosling) e Irene (Carey Mulligan), por un lado; por otro, la de la espiral de creciente violencia que se desencadena tras la muerte de Standard (Oscar Isaac), marido de Irene. La primera historia propicia la segunda, el amor del conductor por Irene lo impulsa a enderezar los entuertos del marido, a matar a un mafioso tras otro. Drive no es una cinta de acción, es un melodrama, una historia de amor con ribetes adolescentes (ochentero claro está).Y con violencia desatada. Si algo añade al melodrama es una muestra explícita de apuñalamientos y de cabezas que estallan, ya sean por balazos o patadas.



Una interpretación fácil de la violencia de Drive sería que es la única consumación del amor imposible entre el conductor e Irene. Cuando el conductor baja con Irene en un ascensor junto con un hombre enviado por la mafia, el conductor pasa del beso a matar al individuo a patadas. Pero la violencia en Drive se expone más como una característica del mundo en que habitan estos personajes. Hay algo de inevitable en lo que ocurre en su trama, y la violencia pareciera indefectiblemente necesaria. Razonamiento sofístico, pero uno de los elementos que ha poblado el cine que Drive es tal manejo de la violencia. El romance es inviable porque vivimos en un mundo violento que lo impide, parece ser en últimas el resumen de la historia.


Algo más problemático -e interesante- se deduce de cómo el protagonista se conduce en dichas escenas. En la escena mencionada, tras matar al mafioso, el conductor voltea a mirar a Irene, pálido y transfigurado. ¿Es el protagonista un buen tipo, un héroe; o simplemente un monstruo? El conductor es un hombre con un pasado oscuro, silencioso. También es un hombre diestro y con cualidades casi sobrenaturales, y por si faltara poco es atento y mantiene un código moral que le permite a un tiempo no acostarse con la mujer de su vecino, y matar a patadas a todo a aquel los amenace. El protagonista de Drive pertence a toda una ralea de héroes que ha creado la cultura popular reciente. El silencio no esconde mundo interior alguno, el conductor es sencillamente aquello que vemos.


Es entonces relevante recordar a Aquiles, quien también actuaba a veces poseído por la hybris. Aunque Aquiles tuviera un dejo heroico, era más una especie de fenómeno, empezando por su estatus de semidios. En la cinta de Winding Refn el personaje es definitivamente un héroe, que además, como subraya la canción "A Real Hero" de College, simplemente quiere ser un ser humano normal. La anormalidad del conductor es vista benignamente, y no se explora mucho en ella; no es sino un detalle más que hace posible la trama. Y en Drive se recurre a estereotipos como elementos que se suman a la trama, pero no añaden nada; a excepción de los personajes de Nino (Ron Perlman) y Bernie Rose (Albert Brooks). La imagen del héroe descompuesto, como otra en que el mismo conductor queda lavado en sangre, son sólo momentos de la cinta que se pierden en su argumento tópico que fluye hasta el final.



They  used to produce movies. In the 80s. Kind of action, sexy stuff. One critic called them European. I thought they were shit.
-Bernie Rose


Estas son unas cuantas frases de uno de los monólogos de Bernie Rose, mafioso. Evidentemente es un comentario que hace referencia a la cinta misma. Se puede intentar formular una metanarración para Drive: la ambigua relación entre criminalidad y cinematografía es expuesta como la que permite filmar cintas como Drive, películas en la que al final los criminales son vencidos. La paradoja se desprende más de mi lectura excesiva que de la película misma. El monólogo es un chiste, mejor, una acotación con la que se indica el filme, como si el escritor indicara que está narrando, o el pintor que pinta. Es como si Winding Refn quisiera señalar lo consciente que es del filme que hace, y en esto se alinea con toda una serie de realizadores que de una u otra forma hacen un uso de las convenciones con otros fines, y que se ha dado en etiquetar como posmodernos u afines. Otro ejemplo descarado es usar la fábula del escorpión y la rana -contada por el mismo Rose-, que se refleja en que la chaqueta del conductor que lleva bordada un escorpión. La significación de la fábula no pasa de lo anecdótico en la cinta, pero el afán parece residir en el juego de referencias.


Es por eso que principalmente veo a Drive como un ejercicio de estilo. Filmar una película de género de un modo sofisticado, plantar a través de ella juegos de espejos, acertijos. Es la sofisticación de la cinta de Winding Refn lo que la hace distinta a la mayoría de cintas serie B de los 80. Si nos atuvieramos al comentario de Chabrol que dice que cineasta es quién sabe lo que hace, deberíamos concluir que Winding Refn definitivamente lo es. Una cinta de los 80 con la sofisticación de otro tipo de cine. De hecho, es tal el cuidado de Winding Refn que al ver a una stripper escribir en su iPhone, pensé que lo anacrónico era eso y no todas las referencias al cine de los 80.


Pero en últimas Drive es principalmente una historia de amor, y es en ello en que es más endeble. Tópica y convencional. Incluso la venganza del conductor parece ser motivada por una moral de vagos dejes mesiánicos. Las convenciones pueden ser alteradas y transformadas, pueden transgredirse, o pueden usarse para transgredir. En Drive se amaga a hacer esto, pero nunca se hace. Las convenciones se tragan a la película, porque, se sabe, las convenciones tienen dientes.

P.S.: No es deliberado el que haya escrito una reseña de una película inspirada en buena medida del difunto Steve McQueen después de reseñar a otro Steve McQueen.

 


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