Prometeo


Las pequeñas películas tienen comienzos grandilocuentes. No siempre es aplicable, es verdad; pero es terriblemente cierto sobre Prometeo. 
El principio de la nueva cinta de Ridley Scott la inaugura una imagen que cita a 2001: el sol que ilumina a la Tierra, podemos suponer. Paisajes polares prosiguen la narración que sigue teniendo como referente a la película de Kubrick. Más aridez glacial después, un caudaloso río gris, un cielo cerrado. De pronto aparece un humanoide blanco que recoje un objeto del  suelo. En el cielo cruza lo que suponemos es una nave espacial. El humanoide bebe el contenido del objeto que le produce una rápida reacción que lo hace caer en el río y desintegrarse. Cadenas rotas de ADN nos debían servir de advertencia y, al mismo tiempo, de espejo de lo que ocurrirá en la cinta. Lamentablemente este preludio encierra todos los problemas de Prometeo. Aspiración grandilocuente que sin embargo no cuenta nada, aunque simula contar. Aridez, dispersión y superficialidad. En apariencia este comienzo había de darnos señas de una reflexión profunda sobre nuestros orígenes. El resultado es una suma de eventos que no parecen componer una historia y que por ello no comunican nada en realidad.


Para ser justos se debe recalcar que Prometeo no es una película de terror. Ni lo intenta ser. Es una de esas películas de aventuras que tantos describen con el adjetivo de épicas. Si uno es un fanático de la serie de cintas de Alien, seguramente se sentirá decepcionado por el nuevo giro que el director de la primera cinta ha querido dar con esta nueva entrega. Si Alien era claustrofóbica, Prometeo se regodea en escenarios que tienden al gigantismo; si la teniente Ripley (Sigourney Weaver) era una mujer independiente y atlética, la nueva heroína, Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) es una dócil mujer con un aire de permanente fragilidad. Es sano concebir en las antípodas, diría yo. Los problemas de Prometeo no residen en eso precisamente. Se encuentran más bien en que parece no haber correspondencia entre historia e imágenes, en que la cinta no parece sino una deshilvanada unión de acciones sin objeto.


Luego del preludio viene la historia. En el 2087 Elizabeth Shaw y Charles Holloway (Logan-Marshall Green), científicos con alguna vaga especialidad, encuentran en la isla Skye pinturas rupestres en las que identifican una conjunción de estrellas que coinciden con las de otras culturas. Shaw cree que la repetición prueba la posibilidad de que la vida humana sea de origen extraterrestre. Seis años después Shaw y Holloway estarán embarcados con una tripulación más extensa en busca de la luna de planeta del que creen provenimos. La nave se llama inevitablemente Prometeo. Todos viajan en hibernación excepto David (Michael Fassbender), el androide que ama e imita al Lawrence de Arabia que encarnó Peter O'Toole -referencia importante pues Prometeo aspira a ser tan épica como Lawrence de Arabia. El viaje, no está de más decir, lo costea las Industrias Weyland, dirigidas por el agonizante Peter Weyland (Guy Pearce). Meredith Vickers (Charlize Theron), además, se encuentra en la nave para vigilar los intereses de dichas industrias. Al llegar por fin a dicho satélite, encontrarán restos de una civilización y alguna que otra sorpresa desagradable hasta que todo se resolverá con desafortunadas consecuencias -en más de un sentido.


Lo cierto es que a pesar de la tendencia a mostrar grandes panóramicas, a recitar diálogos sobre temas Transcendentales, a utilizar una equivocada música con ecos mayéstaticos, Prometeo no es más que un pastiche. No hay acciones realmente heroicas, ni alusiones irónicas sobre el heroísmo. No hay Lawrence de Arabia, ni antihéroe alguno. La trama deriva de una excursión aventurera a una cinta de terror, para luego derivar en una reflexión trascendental que deriva despues en escenas de aventuras adosadas con momentos de comicidad inocua. Es como si Prometeo no consiguera definir qué cuento narra. El que además sus personajes en general no resulten sino figurantes mal esbozados en su mayoría dificulta el que se siga los múltiples giros del filme. De hecho, el personaje mejor definido es el de David, o en otras palabras el de un robot que paradójicamente parece tener más humanidad y complejidad que el resto de la tripulación.

 
Es verdad que hay escenas atractivas como la de la cirugía que Elizabeth tiene que hacerse a ella misma, como también que durante la primera hora se crea cierta atmósfera de tenue amenaza, la cual nunca termina de llegar en todo caso. Pero estos son sólo momentos dispersos, perdidos en un largometraje que roza muchos temas y géneros, sin profundizar en ninguno. Del mismo modo en que Frankestein era la unión de partes de distintos cadáveres, Prometeo no es otra cosa que la conjunción de partes de distintos géneros, tramas, películas incluso. Es un verdadero Prometeo moderno, como reza el subtítulo de la novela de Mary Shelley.


Resulta sorprendente que esta cinta sea del mismo director de Alien. En esa primera cinta la historia de terror le permitía al joven Scott explorar la psicología de la tripulación del Nostromo, así como notar los peligros de cierta lógica corporativa. Lógicamente la alusión a Conrad no era en vano, audazmente este relato de terror servía a Scott para explorar inquietudes conradianas (no en vano tampoco, hay que decir, su primera cinta era una correcta adaptación de Los duelistas). En Prometeo también se asoma Conrad, pero más como un fantasma que ya no asusta a nadie. El capitán de la nave de la cinta de hoy, Janek (Idris Elba), por ejemplo, tiene vagos ecos conradianos. Pero en eso se va todo. Puros asomos de lo que pudo ser.  Las potentes sugerencias de hace más de 30 años hoy se intercambian por ampulosos diálogos que no dicen nada. Los temas Transcendentales de Prometeo suenan huecos, inocuos, cuando no llanamente ridículos.
Uno podía barajar, sin embargo, la tesis de que el objetivo de la cinta es mostrar un escepticismo absoluto frente a creencia cualquiera. Scott nos querría hoy enfrentar a la vacua realidad de los acontecimientos. Me temo que no se puede inferir tal. De ser así, además, Scott se mostraría escéptico de su propia historia, cínico incluso, como si no le interesase ese monstruo hecho de partes propias y ajenas que nunca llega a vivir en realidad.


Todavía falta otra vuelta de tuerca. Después de terminados los créditos se afirma que lo que hemos visto es propiedad de las Industrias Weyland. Promete a su vez una sorpresa para el próximo 11 de octubre. Este giro debía hacerme revaluar todo lo que he anotado. El material que hemos visto es conveniente para los intereses de esa ficticia empresa, lo que vemos es una versión tamizada de los hechos. Podía seguir elaborando, es inocuo no obstante. Este pequeño detalle no pasa de ser una pequeña broma -y sí que hacía falta en una cinta tan solemne. No deberíamos llevarnos a engaño, seguramente habrá una secuela de esta precuela que también será producida por Ridley Scott, con la que tratará de redituar las ganancias que le dé esta nueva serie de Aliens. Tengamos fe, pues, en que las industraias Scott produzcan algo un poco mejor la próxima vez.


P.S.: Lo mejor de Prometeo se encuentra en la publicidad. Cualquier asomo de reflexión e ironía, de humor, se ha concentrado en pequeños videos publicitarios que valen mucho más que cinta tan dispersa. Recomiendo el siguiente comercial que promociona los androides de la generación de David. Tiene todo aquello de lo que carece la cinta y que uno esperaba encontrar en Prometeo. Y por cierto, no hay que olvidar que Ridley Scott empezó su carrera dirigiendo comerciales.



 

Comentarios

  1. pero quien sos? todo te pareció malo de la película?, cuántas películas viste?, cuántos libros leiste?, tenés idea lo que cuesta hacer una película?
    A quien le hablo de todas formas... a un salame que tiene un blog que ni siquiera se preocupó en diseñar, solo blogspot, y leí bastante como para saber que sos un pobre salame!

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    1. Agradezco su sentido comentario. Respondo en orden: Primero, soy un simple comentarista. Segundo, no, no todo me pareció malo. Ridley Scott se destaca por un diseño visual muy cuidado, pero la historia que cuenta hoy -y desde hace muchas películas- es francamente decepcionante En cuanto libros y películas, he leído y visto algunos y algunas. Por último sé que es costoso hacer película, pero sé también que en algunos casos puede ser bastante redituable, como lo es de hecho "Prometeo" -y si no me cree puede revisar los informes del Box Office de Estados Unidos, sólo para empezar.
      En cuanto a los salames, los hay de todas las variedades. Incluso escriben comentarios sin ortografía. En mi caso yo prefiero los salamis, pero respeto que a otros les disgusten. De eso se debía tratar todo, de dialogar. Eso sí, hay salames que no les gusta dialogar.

      Saludos

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    2. Esta es la primera vez que hago algún tipo de comentario en un blog, sin embargo, debido al comentario del señor anónimo me he animado a hacerlo. Supongo que este personaje proveniente de Argentina llamó salame (tonto o de escaso entendimiento) a la persona que escribe en este blog porque no está de acuerdo con su apreciación de esta película. Déjeme decirle entonces que debemos de haber muchos salames por ahí, que no hemos leído ni sabemos cuánto vale hacer una película, ya que a muchas personas a las que conozco, ni a mi misma nos gusto la película. Es más, me pareció que la historia era tan boba y aburrida que lo único que disfrute fueron los anuncios de antes de la película.
      El hecho de que a una película le hayan invertido mucho dinero no quiere decir que tenga que ser necesariamente buena, para un ejemplo reciente tenemos “John Carter”.
      Finalmente solo quiero anotar que aunque, a veces no he estado de acuerdo con las críticas hechas por la persona que lleva este blog, siempre me ha gustado mucho leerlo ya que sostiene de forma admirable sus puntos de vista y su forma de escribir me parece muy entretenida. Además me ha llevado a conocer otros tipos de cine muy diferentes e interesantes que ni siquiera sabía que existían y a decir verdad me importa un pepino el diseño de la página, ya que lo que de verdad importa es su contenido.

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  2. la pelicula me encanto, la forma en que se desarrolla, evitando tanta descarga de adrenalina barata. la verdad que hace rato no veia una pelicula de ciencia ficcion de esta calidad. Me agrado la analogia con la historia de Prometeo, sin embargo no me gusto que terminara relacionando todo con !Aliens". creo que esa parte era innecesaria. fue una lastima, ya que la historia captaba la atencion y nos llevaba a un mundo mental donde uno podia preguntarse "de donde vengo".

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    1. Agradezco tu comentario, si bien no lo comparto.
      Es cierto que el mundo visual que presenta la película es fascinante, y que es encomiable el plantear una cinta con propósitos más allá del mero entretenimiento. Sin embargo, al final la débil historia no hace sino que los interrogantes parezcan intrascentes. En mi opinión se debe a que por un lado se intentaba perpetuar una franquicia -Alien-, y por otra a que no se exploran realmente los interrogantes que en principio plantea. "Prometeo" me parece una oportunidad pérdida.
      Saludos.

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