Misión imposible: Repercusión (Mission Impossible: Fallout)


Nostalgia, vértigo y repetición. Una fórmula que hoy parece imbatible. Una fórmula que algunas veces parece llegar a la perfección, hasta que otro blockbuster demuestra que se puede todavía hacer una película mucho mejor. Visto en perspectiva, esta es la vida a que se atiene muy buena parte de los largometrajes del cine comercial, la vida que tiene Misión imposible: Repercusión (Mission Impossible: Fallout). La divertida nueva entrega de una serie que parece infatigable. Hoy celebrada, mañana desplazada por un largometraje superior. Un ciclo que da una sorprendente lectura de nuestra forma de juzgar: quizás nos apresuramos en señalar las virtudes debido a nuestro entusiasmo y cerramos los ojos ante sus evidentes fallos. Pero también resulta excesivo elaborar tanto sobre un filme que únicamente intenta ser divertido y ligero. Tanto como lo es señalar las implicaciones reaccionarias que tiene toda la serie Misión Imposible. La última entrega avanza vertiginosa y esquemáticamente. Casi sin dar pie a un descanso, la película mantiene a su espectador concentrado en las espectaculares secuencias de acción. El valor de MI 6: Repercusión (no hay broma intencional) no reside en la originalidad, sino en ajustar la fórmula. Christopher McQuarrie repite como director y mejora aquello que ya había hecho en la entrega anterior. Ya hemos visto la película que se estrena hoy, aquí McQuarrie la dirige con mayor habilidad. Claro está, cuando el vértigo se detiene, o cuando algún personaje debe dar alguna explicación para que se desenvuelva la trama (pues no se debe olvidar que en estas películas no hay espacio para la ambigüedad), surgen los pequeños vacíos. En algún punto, Solomon Lane (Sean Harris), un villano, aclara cuál es el objeto de su maquinación, pero luego se nos revela que aquel no es el villano sino Benji (Simon Pegg), un agente aliado del protagonista usando una máscara. Todo bien con ello, si no fuera porque más tarde en la misma secuencia le dirán a Ethan Hunt (Tom Cruise) que el objeto de la maquinación del villano es la misma que dijo el villano que no era villano. Confuso, ciertamente. Tanto que hasta los guionistas pudieron confundirse. Lo enrevesado de las intrigas pueden conducir a vacíos narrativos, la virtud de MI 6: Repercusión radica en ocultarlas en su sorprendente sucesión de ruido y furia, en minimizar el efecto de déjà vu que acecha a quien ya haya visto otra película de la serie. Esta nueva película no tiene nada particularmente inventivo o destacable, y aun así es divertida. 


Con la serie de películas de Misión Imposible, el cine comercial ha encontrado su sustituto a la serie de James Bond. Una que parece estar más sintonizada con las audiencias de hoy de lo que lo está el agente secreto británico. Las virtudes de la entrega de hoy son aquellas que hicieron que Bresson elogiara Solo para tus ojos. Hay asombro por largas secuencias de la película de McQuarrie. También hay un exceso de metraje típico de las películas comerciales actuales. MI 6: Repercusión bien hubiera podido existir sin durar las dos horas y media que parecen deben durar todas las películas de su estilo. También existe la tiranía de la diversión con la que se puede elevar a una película corriente a la altura de "clásico de cine". No se demerita en nada a esta nueva película al señalar que se trata de un buen filme de acción y nada más. La amplia buena recepción de MI 6: Repercusión recuerda esa absurda polémica que desató la entrevista de Ethan Hawke. Sí, el filme de McQuarrie es sumamente entretenido. Pero aquello no lo hace más que eso. Vale también preguntarse entonces la diferencia que debía haber entre los juicios de la crítica y la de los fanáticos. Aquí entra la sentimentalidad de la nostalgia. Hace ya mucho tiempo los productores de Hollywood comprendieron que, si habían de sobrevivir, debían aferrarse a un glorioso pasado. Reciclar los productos pasados como si se tratara de tesoros irreemplazables. Esto es bastante cuestionable en lo que se refiere a la serie Misión Imposible. De modo paradójico, una serie menor se convierte en una de las apuestas seguras del cine comercial estadounidense. Mientras sus protagonistas puedan repetir sus persecuciones, sus largas secuencias de Ethan Hunt corriendo o aferrado a un edificio o a una montaña, habrá más secuelas de esta serie. Luego, tendrán que rebuscar en el pasado para reinventar su futura fórmula.








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