Life of Pi (Una aventura extraordinaria)

 
No hay imágenes que puedan deshacer una promesa rota. Life of Pi, en Colombia Una aventura extraordinaria, es un ejemplo patente. La adaptación de la premiada y vendedora novela de Yann Martel comienza con una promesa que se convierte en su lápida: Life of Pi contará una historia que hará creer en Dios al más escéptico de los ateos. Tal promesa -y premisa- convierte en irrelevante la belleza tangible de las imágenes de la cinta, su hábil utilización del 3D, e incluso la tensión que logra crear en buenos momentos de su metraje. No salí de la sala convertido cuál Saúlo se vuelve Pablo, sino más bien como un terco Tomás. Ang Lee y su equipo se han esmerado tremendamente por crear un mundo audiovisual en el que aquello del realismo mágico sea verosímil, y por qué no necesario. El fracaso nace, sin embargo, cuando la cinta intenta conseguir un fin tan trascendental. Más si se tiene en cuenta que como cine narrativo uno ha de concentrarse ineludiblemente en el relato que cuenta la cinta. Life of Pi es una suerte de Titanic, aunque este paradójicamente pregone la existencia de Dios y no la cuestione como ocurrió con los constructores del barco.


Un escritor canadiense (Rafe Spall) en crisis creativa busca a Pi Patel (Irrfan Khan) para que le cuente una historia que lo revolucionará, al punto de hacerlo un creyente en un vago misticismo. Pero hay que detenerse, pues el comienzo del relato es lento; antes de contar vienen las aclaraciones: Pi explica por qué se llama así -en realidad se llama Piscine, pero ya de niño (Ayush Tandon) se cambia el nombre para que dejen de llamarlo Pissing (Orinando); Pi también explica su origen; y cómo Pi se fue convirtiendo en una especie de politeísta que colecciona deidades como si fueran juguetes: un politeísta que está completamente contento adorándolas a todas. Toda va bien para Pi hasta el momento en que quiere conocer a Richard Parker, el tigre de bengala que vive en el zoológico de sus padres. Ingenuamente Pi intenta ofrecerle de comer al tigre ya que cree que todos los animales tienen alma y nada malo le ocurrirá por lo tanto. Al ser descubierto por su padre, Sentash (Adil Hussain) -que por cierto es un racionalista escéptico-, Pi recibe una lección: Sentash le muestra cómo Richard Parker es un depredador despiadado. Por tal motivo Pi sufre una crisis de fe. Mas ese no será, por ahora, el más grave problema de Pi. Sus padres tienen problemas económicos que los obligan a mudarse con gran parte de los animales de su zoológico a Canadá, incluyendo a Richard Parker. Por fin, en este punto, comienza la historia.

 
Toda la familia y los animales se embarcan en un carguero japonés que cruza el pacífico con destino a Canadá. En medio de una violenta tempestad, en la que Pi ya adolescente (Suraj Sharma) se asemeja ya a una especie de Jonás, todo el barco y la tripulación se hunden; excepto una zebra, una oraguntán, una hiena, Richard Parker, y Pi que sobreviven en un bote salvavidas. Pronto los sobrevivientes se verán reducidos al tigre y a Pi tras una carnicería que luego será interpretada alegóricamente en la película misma. De lo que tratará buena parte de la cinta -de hecho la buena parte de la película en mi opinión- es de cómo Pi se las arregla para sobrevivir en el bote con su hambriento y feroz compañero. No se arruina ya nada al decir que Pi sobrevive. El que este cuento de supervivencia nos haga creyentes es un problema ya más enrevesado y que comentaré más adelante. Lógicamente tal como lo cuento falta una pieza fundamental, y es que al final tanto Pi como el escritor interpretan toda la narración para que la existencia de Dios sea una certeza, o una esperanza, debería anotar.


Hay que aclarar desde ahora, las dificultades de la historia ensombrecen los logros de la cinta, pero no los opacan del todo. Ang Lee le da a Life of Pi un tono que se mueve entre la fábula y el realismo, no sólo por medio de la historia que cuenta sino también por el uso de sus imágenes, cuyos tonos se asemejan al colorido de buena parte del cine de Bollywood. Hay que anotar que en Life of Pi hay un excepcional trabajo para dar vida a la realidad de la novela, que debo decir no conozco. Lee hace un uso ingenioso de la técnica cinematográfica desde los mismos créditos en la que juega con representaciones de animales y e imágenes de verdaderos animales. Es probable que eso sea una consciente referencia al Richard Parker creado por CGI, que es lo suficientemente convincente como para pasar por un tigre verdadero -por lo menos para mí. Casi que se puede palpar por momentos las imágenes maravillosas que ve Pi durante su travesía por el Pacífico. Es inobjetable que Lee consigue secuencias de una belleza admirable. No obstante, ni Life of Pi es una cinta que valore tan preeminente sus imágenes, ni la realidad que crea. Toda esta belleza queda en segundo plano, pues las imágenes son simples mecánismos para contar otra historia.


La alegoria, se sabe, relata algo para decirnos, o mejor aleccionarnos, sobre algo más: una cosmovisión, una verdad trascendental, una simple moraleja. Life of Pi es una alegoría, a pesar de que por momentos se aferre tanto al realismo. Por ello es más comprensible la larguísima introducción que nos da luces no sólo de quién es Pi, sino de qué tipo de viaje se trata su travesía. Es en este comienzo donde la cinta empieza a flaquear. Hemos de compartir las felicidades y tristezas de Pi desde su punto de vista, pero también como si fueran nuestras propias creencias. Life of Pi quiere imponernos ya una visión de mundo, al punto que como nota bien A.O. Scott Sentash al ser un racionalista escéptico tiene que ser también algo gruñón. Si bien la cinta no es un sermón, si nos indica que debemos abrir los ojos y aceptar la Verdad. Pi es finalmente un iluminado con el que compartiremos el camino para descubrir el sentido último de la existencia.


El viaje es un tema recurrente para tales objetivos. A pesar de ello en Life of Pi hay una ambivalencia un tanto involuntaria. El guionista David Magee y Ang Lee dedican buena parte del viaje de Pi en bote a las múltiples tareas con las que tiene que lidiar Pi para poder sobrevivir, al tiempo de que debe alimentar a Richard Parker y mantenerlo a raya. Este segmento tiene secuencias tremendamente realistas al punto que surgen nombres como los de Robinson Crusoe, o Lifeboat de Hitchcock como obras afines a la cinta. Al incluir tanto esta ruda batalla por la supervivencia como la lectura trascendental, Lee lo que hace es empobrecer a su propio relato místico, y al mismo tiempo empobrecer la concreta batalla por la supervivencia que se le plantea al naúfrago. La emoción que pueden producir las imágenes de la cinta se disminuyen en la medida en que no son sólo imágenes sino sentidos con los que hemos, para colmo, comulgar sin rechistar. Resulta harto problemático entonces darle realismo a algo que de por sí no es sino una fábula en la medida en que al final sabremos que lo que vemos significa otra cosa. Nuestra vida es entonces susceptible a una interpretación vagamente mística, pues no la vivimos en realidad, sino que vivimos en otras esferas más trascendentales.


David Edelstein se atreve a comparar en su reseña a Life of Pi con Moby Dick, al ser Richard Parker una especie de correlato de la ballena blanca. Pero en donde Melville era ópaco y multiplicaba los sentidos, Lee incluye escenas explicativas para que el significado de lo qué es Richard Parker no sea confundido. Life of Pi es sólo comparable con la novela de Melville en lo superficial, pues el relato ha confinado a la película a un cuasi-dogma que relativiza sus logros. Dana Stevens y Dan Egber discuten en un podcast cómo secuencias terriblemente atractivas como una especie de alucinación de Pi al observar todo lo que hay en el fondo del mar se ven achatadas tanto por el guión, como para la inclusión de la criatura digital de Richard Parker. Egber alega que es crucial la idea que tiene Pi desde niño, en el libro y en la película, de que los animales tienen alma; y al legar el papel de tigre a una criatura creada por computador se le quita cualquier posibilidad de que veamos en ella un alma. Para ser honesto no note que el tigre fuera una criatura de CGI, pero si tal cuestión es tan esencial para el significado de la cinta, bien para algunos planos en particular se pudo usar una criatura viva -aumentando, creo yo, las posibilidad de que entonces tenga alma; si bien hay que ser justos y si hemos de fiarnos en Roger Ebert para algunas escenas se usaron hasta 4 tigres distintos.


Ahora, la falla medular de Life of Pi es que se interpreta a sí de un modo que limita sus posibles significados. Tras llegar a la costa Pi es interrogado por personal japonés de la compañía a la que pertenecía el naufragado barco. Al oír la historia no le creen y le piden que cuente la verdadera historia. Pi rehace sus historia ya no con animales sino con algunos sobrevivientes que tras matarse entre sí dejan como único sobreviviente a Pi, que ha tenido que usar la violencia para sobrevivir. Casi de inmediato, como para prevenir cualquier confusión, el escritor nos aclara que los humanos representan a los animales de la barca y que Pi es representado por el tigre. Dios le ha puesto uno prueba a este moderno Jonás para que sepa quién es. El colmo de la escena se ejemplifica en la pregunta de Pi al escritor en la que le dice cuál historia prefiere creer, y el escritor responde con la candidez del buen creyente que la de los animales. ¿Es qué así hemos de creer en Dios? Como si fuera una fábula que nos ciega de lo que ocurre en realidad. De ser así Life of Pi no cosechará creyentes sino ateos.


A esta presentación tan irritante se le ha de sumar que la cinta transita por situaciones tópicas, que recurre a los clichés más sencillos e innecesarios, lo que de tratarse de una fábula no sería de tan ofuscante como en este relato realista mágico. Comenzando por el escritor y Pi que no dejan de ser uno el exótico iluminado y el otro el occidental en busca de sentido, no hay prácticamente personaje o situación que escapen a lo tópico, con la importante excepción del tramo en que Pi navega con el tigre. Y es importante subrayarlo una vez más, es este relato el que endulza y ahoga a la creación de Lee en Life of Pi. En El árbol de la vida  Malick también le cantaba a su Dios, mas no sujetaba la cinta a una premisa que no podría cumplir, como tampoco le imponía a su espectador sus creencias como verdad absoluta. Lo más lamentable de Life of Pi es que no es relevadora, ni trascendental, sino que se regodea en el lugar común.


Mi irritación también se debe a cómo la cinta edulcora lo que cuenta. El crítico Roger Ebert ha elogiado la cinta por evitar antropomorfizar al tigre, por evitar los trucos al estilo Disney. Life of Pi, sin embargo, evita cualquier crueldad y violencia, como si fuese un tabú. En la escena en que Sentash le muestra cómo el tigre devora a una cabra, el plano en que el tigre mata a la cabra es convenientemente cortado, como para que no se vea nada desagradable. La cinta tiene el cuidado de eliminar cualquier sombra de violencia, o de Maldad. La interpretación final de escritor y Pi del relato que inventa Pi para los empleados japoneses podría leerse como si su propia maldad hubiese emergido por razón de las excepcionales circunstancias en que vive. Rápidamente el escritor nos aclara que no seamos tan imaginativos. Life of Pi no revela ninguna verdad, sino más bien adormecese y adocena.


Antes de concluir es de notar cómo en el cine comercial de E.E.U.U. se alimenta hoy este nuevo misticismo, bastante ecléctico y de límites borrosos. Life of Pi, El árbol de la vida o Avatar comparten la preocupación por mostrar una nueva visión religiosa del mundo. Seguramente ya hay un público muy bien identificado para este tipo de películas. Life of Pi no es definitivamente el mejor ejemplo de ellas, pues sí bien es una cinta esforzada cargada de impresionantes y bellas secuencias, también es tópica y cargante. El mayor lastre que hace naufragar al film es esa premisa que al final se reduce a una interpretación con la que se quiere revelar la Verdad. No hay verdad en Life of Pi, sí belleza reducida a pirotecnia. Aunque tal vez se deba a que prefiero esas travesías como Moby Dick que no temen hundirse de lleno, a esas otras que se conforman con chapotear en las piscinas.






Comentarios

  1. Hola
    Me ha gustado tu post pues me ha servido para que me guste mas la pelicula y para estar mas apegada a su premisa. Precisamente ayer lei que un leproso fue donde un profeta a que lo curara. El leproso esperaba una invoocacion a los Dioses, uncion con perfumes, pero el profeta lo mando a bañarse en un rio pequeño tres veces. El leproso sano. Y asi funciona Dios.perfume

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    1. Agradezco tu comentario. En "Life of Pi" encontré admirable sus imágenes y algunos aspectos de su realización; pero no comulgo con sus premisas, y sobre todo con el modo con que se presentan. En todo caso no es cuestión de censurar creencias, y si en mi escéptica reseña encuentras razones para afirmar tus creencias, pues está muy bien.
      Saludos.

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