Persépolis

Persépolis es una buena película. Pero más allá de ello es un testimonio importante, y quizá sea más importante como testimonio que como película.

Hace un tiempo Persépolis fue una novela gráfica en la que su autora, Marjane Satrapi, contaba su propia vida. Hace mucho más tiempo Persépolis fue una ciudad invadida por Alejandro Magno, fue la capital del Imperio Persa. Tal vez sea necesario puntualizar esos vagos datos para recordar que la Historia no es inseparable de las vidas particulares.

La reciente historia de Irán es fértil en desastres, como la colombiana. Por ello la película tiene que enfrentar conflictos y tragedias. Sin embargo hay que anotar otra cosa: la película es principalmente el relato de la vida de una persona en particular: Marji. La cinta tiene como objeto retratar el punto de vista de un personaje en particular, el de acercarnos a una realidad en concreto: uno de los grandes aciertos de la película es que lo consigue, que por medio de la película conocemos un poco de Marji.

La película está orientada para contar de manera directa una experiencia particular, para que sea más cercana esa vivencia a los espectadores. Si bien ciertas de los técnicas usadas en el filme pueden terminar resultando otro de los típicos medios para conmover, medios de soluciones facilistas, que sólo añaden un pequeño lunar (uno no deseable) a la cinta.

Es necesario afirmar que no se debe intentar encontrar puntos de vista lúcidos sobre los conflictos de medio oriente, y quizá sea aún menos recomendable tratar de volver la cinta un discurso con fines políticos o reivindicativos. La cinta es la historia de una mujer, simplemente.

Más acertado me parece decir que la película es sobre la dificultad de una persona para encontrar su propia identidad. De cómo hoy la identidad no se construye tanto con base en la religión, la nación o sus sucedáneos; sino que tal vez resulta mucho más definitiva la influencia de la cultura pop.

Decía al principio que la película es más destacable como testimonio que como película. Sus objetivos son distintos a los relativos al cine (no sólo como arte, también como medio de narración). ¿Pero no es también espacio del cine darle cabida a filmes que nos hagan reconocer las historias y los testimonios de los otros? Teniendo ello en cuenta tal vez sobre mi primera afirmación esté equivocada.

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