Slumdog Millionaire


Ya no recuerdo dónde leí que la ficción funcionaba por casualidades, desde entonces lo he leído hasta la saciedad, tanto que estos encuentros ya no me parecen casuales sino previsibles. Después de ver Slumdog Millionaire es imposible no asombrarse de la excesiva cantidad de coincidencias que necesita esta ficción, más asombrosos aún porque se ha hecho sin ningún ánimo surrealista, según creo. De hecho ahora recuerdo una novela de Queneau, Mi amigo Pierrot, una novela aparentemente realista, pero que también avanzaba a punta de coincidencias, claro que estas coincidencias no eran tan predecibles como los son las de Slumdog Millionaire.

La historia de la nueva película de Danny Boyle es prescindible. Una repetición de un esquema muy usado, un melodrama sin matices. Por ello no es ni siquiera necesario escribir sobre la historia, porque bien mirado a la hora de la verdad no importa. Alguien que vive en la pobreza sortea las dificultades y consigue al amor de su vida, convirtiéndose de paso en millonario. Esta historia es la base del melodrama no sólo en la India sino también en Latinoamérica. De hecho se puede imaginar que la película pudo haber sido filmada en Colombia: unos niños huérfanos del Chocó son reclutados por una organización que explota a los niños, ellos luego consiguen escaparse. Uno se vuelve guerrillero (o paramilitar, o mafioso, o todas las anteriores), el otro sigue siendo el inocente buen muchacho del principio, el muchacho enamorado de una bella negra que después llegar a ser prostituida (no hay que asombrarse de lo escabroso, pues los melodramas suelen hacerse escabrosos de tanto en tanto). Nuestro protagonista sigue luchando, soportando las traiciones (incluso las de su hermano y de su enamorada), hasta que llega a ¿Quién quiere ser millonario?. Curiosamente todas las preguntas que tiene que responder han sido resueltas por la trama de su vida cronológicamente, sólo al final se le pregunta por algo que él pudo haber sabido, pero que el azar le impidió resolver. No hay que preocuparse, la buena estrella de nuestro protagonista la dará la respuesta, él se hará millonario, conquistará a su amor, casi al final también su hermano morirá en su ley, arrepentido claro está. Más o menos eso podía ser la película, seguramente no sólo la criticarían los mamertos, también muchos de quienes hoy en Colombia la elogian. Este imaginario ejemplo puede explicar muchas críticas, pero será mejor volver a la cinta de Boyle.

Una de las cuestiones menos afortunadas de la cinta es la manera en que la filma Boyle. Distintas criticas han comparado su estilo con el de cintas como Ciudad de Dios. Me pregunto para qué Boyle filma así, un despliegue técnico complicadísimo que no tiene nada que ver con la historia (bastante convencional como se habrá notado). Parece no haber razón aparente.

Si se analiza un poco más detalladamente la cinta se verá que Boyle presenta un continuo, el tiempo avanza y retrocede constantemente. Pero no sólo eso: al inicio, si se está atento, se ven imágenes del final: una bañera llena de dinero, la que será la tumba del Salim, el hermano de Jamal (el protagonista) que en un momento dado se corrompe (una imagen alegórica, con resonancias muy obvias, aunque qué no lo tiene en esta cinta). Ese continuo intentará explicar de dónde viene Jamal, pero sobre todo por qué sabe las respuestas de ese concurso. En ese sentido la película es apenas correcta. Cada evento de la vida de Jamal sucede sin que tenga muchas resonancias emocionales (algo muy curioso en un melodrama, pues comúnmente se asocia el melodrama con el exceso de emociones). Y está la edición absurda de Boyle que no tiene mucho que ver con la película, pero que está bien hecha, hay que decirlo.

Ahora bien, no censuro las formas que Boyle escoge, sino que parecen más bien arbitrarias. En contraposición se puede mirar que, sin ser recursos idénticos, la forma en que Wong Kar Wai filma sus melodramas tienen una razón de ser. Un melodrama puede contarse de un millón de maneras como cualquier película, pero hay que decir que cada forma es significativa, algo que Boyle no tiene mucho en cuenta en esta película.

Esa disociación es la falla más grande de la cinta, de por sí la derrumba. Y no obstante esta película me resulta sumamente indiferente, otra más. Un melodrama de estos días para el cine, una telenovela más. Quizá lo único que hizo Boyle fue afinar los trucos de hoy dentro de la historia más convencional que pudo (con algunas resonancias que prefiero no comentar), algo como Titanic hace más o menos 10 años.

Mejor vuelvo al surrealismo. Me acuerdo de la escritura automática. Creo que la mejor definición que puedo dar de Slumdog Millionaire es esta: es como si Boyle filmara mediante escritura automática la historia más convencional de todas, aunque el mismo Boyle no estuviese enterado que él filmaba automáticamente. Quizá eso sea lo más perturbador, porque aparentemente Boyle lo tenía todo milimétricamente planeado, o eso dicen algunos críticos. Lo que hace falta es que tal vez el director sea más consciente de las resonancias y de las formas, porque si vamos a comparar esa es la gran distancia que existe entre Boyle y Queneau, por ejemplo.

En todo caso no me sorprende que la película sea un éxito, que arrebate premios. No hace falta ver los programas más vistos en la televisión para suponer esto. Lo curioso es que la película en principio no iba ser ni siquiera ser exhibida en cines. Aunque pensándolo bien, eso tampoco es coincidencia.

P.S. : La película se ha titulado en español ¿Quién quiere ser millonario?.

Comentarios

  1. Buen día,Fgonzález.

    Siento tristeza al ver "lo bajo que ha caido el cine" y aquellos seres que intentan darle reconocimiento a través de los premios.
    AL leer sus comentarios de la cinta, no me queda más que decir que estoy totalmente de acuerdo. Creo que noqueda más remedio que volver al cine de antes: Buñuel, Fellini, etc.

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  2. Oscar,

    Películas como "Slumdog Millionaire" son tal vez la muestra de que la fórmula repetida una y otra vez sigue dando en el "blanco". Ciertamente nuestra época no es una que se pueda comparar (al menos cinematográficamente) con la de Buñuel o Fellini. Pero aún así de vez en cuando hay excepciones.
    En todo caso tal como están las cosas en el cine, uno puede quedarse mirando películas viejas sin perderse de casi nada.

    Un Saludo.

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