El libro negro (2006)


La última cinta del holandés Paul Verhoeven es una entretenida cinta (aunque algo larga) adosada con las explícitas imágenes de sexo y violencia. Una nueva película que se desarrolla una vez más durante la Segunda Guerra Mundial, una película sobre las inevitables intrigas que parecen estar asociadas, al menos en lo que se refiere a un buen porcentaje del cine, a los tiempos de guerra.
La historia: Rachel Stein (Carice van Houten) es una judía (hermosa y “coqueta”) de clase alta que pierde el escondite que tenía a finales de la guerra. Sin otro lugar acepta la ayuda de un hombre que dice ser de la resistencia para pasar a territorio libre. Las cosas no son tan sencillas. La supuesta ayuda no es más que una trampa en la que la familia de Stein y otros judíos mueren, y ella se salva “milagrosamente”. A pesar de todo ella entra en contacto con la resistencia, se cambia de identidad y se tiñe el pelo. “Inevitablemente” se vuelve espía. Y claro, se tiene que acostar con los alemanes para conseguir información. Pero nada es lo que parece (hay que repetir las frases que estas películas tanto repiten). Alguien dentro de la resistencia sabotea los planes y ayuda a los nazis (que por lo menos en esta película no son malos sin atenuantes). Ella es sospechosa de ser la traidora y los vejámenes que sufre se alargan incluso después de la liberación del territorio holandés. De hecho los peores vejámenes los sufre después de la liberación. No obstante, en este mundo cinematográfico las cosas no pueden terminar así. Ella consigue averiguar quién era el verdadero malo (el que “menos” se pensaba, como en tantas otras cintas), lo atrapa y lo asesina. Y luego consigue un puesto de maestra en un kibutz en Israel donde vive con una nueva familia. Allá ella recuerda toda esta historia porque se encuentra con una mujer que conoció durante la guerra.
El libro negro, como se nota, no es una película que difiera de muchas otras. No por eso es necesariamente aburrida o detestable. Es una cinta que evade algunos clichés y que cae en otros. Pero por encima de todo es una película que se encuentra más enraizada dentro del mundo del cine y no en el histórico al que hace mención.
La cinta es contada por el recurso (muchas veces usado) del personaje que recuerda su historia. Lo curioso del caso es que Rachel realiza un recorrido del que no tenemos ni idea mientras ella recuerda, primera recuerda sentada y, cuando se termina ese largo flashback de más de 2 horas (sin interrupciones), ya está de pie. Este tipo de truco es muy usado en el cine, y ciertamente aceptado. Al margen de algún tipo de críticas que podía producir el uso de estos recursos lo que claramente indica es que esta cinta se encuentra, como tantas otras, regidas por reglas que se han venido sumando película tras película. Hoy eso nos parece perfectamente lógico aunque si uno medita un poco al respecto puede no serlo.
Ahora bien, el mundo de Verhoeven se diferencia en utilizar algunos énfasis que la mayoría del cine evita. Primeros planos de heridas o escenas de sexo algo más explícitas. Es cierto que la mayoría de filmes usan escenas de sexo y violencia para atraer más público, Verhoeven las usa más abiertamente, le gustan y, claro, él sabe que es una manera en que puede conseguir más dinero. Entre su filmografía se pueden leer títulos como Robocop, Total Recall, Basic Instinct, Showgirls, etc. Esto le ha supuesto a Verhoeven una fama de provocador, fama excesiva en mi opinión. Dentro de los rasgos que algunos detestan del cine (y que hacen que ellos lo asocien con un soft-porn adornado con violencia) se encuentra: a los personajes femeninos tienen una facilidad para desvestirse, Rachel (luego Ellis de Vries cuando se cambia la identidad y el color de pelo) puede hacer un mohín de disgusto cuando sabe que tiene que acostarse con los odiados nazis, pero después de un tiempo ya estará exhibiendo sus senos (a los nazis, se entiende). Pero repito, este mundo es más cinematográfico que real, si no se le acepta como se aceptan las inverosímiles sumas de habilidades de tantos héroes de películas, El libro negro será un plato insufrible.
Algo que se ha de abonar a la cinta de Verhoeven es que no acepta las distinciones que dividen a buenos (Aliados)y malos (Nazis, debía escribir algo así como super-malos). Incluso los judíos no son simplemente víctimas. Así que por lo menos es un alivio no tener que ver una cinta tan llena de clichés encerradas en aquellos otros que la definirían como políticamente correcta.
En cualquier caso no hay muchas cosas destacables en la cinta. Todo es quizá correcto desde el punto de vista del cine Hollywoodense: las actuaciones están bien, la fotografía también, etc. Pero nada que la distinga radicalmente de tantas otras cintas. En definitiva El libro negro es una película entretenida si usted se entretiene viendo una película de espías con violencia y sexo algo más explícito. Si no es mejor hacer cualquier otra cosa.

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