Avatar

Es muy probable que la historia del cine sea la que más se ha partido en dos, si hemos de atenernos a los comentarios de la prensa y otras fuentes de información. Avatar no es más que otra oportunidad para que algunos tengan la oportunidad de usar dicha frase.

La historia resulta totalmente irrelevante, una suma de la “corrección” a la que es tan adicta un gran sector del público; los efectos y el esmerado esfuerzo técnico sobresale, pero eso no resulta sorprendente, en aquellas imágenes no hay mucho más que mirar. ¿Por qué entonces Avatar es tan exitosa? La respuesta se debe, probablemente, a unas que están más allá de las propiamente cinematográficas. Avatar es un cuento ecléctico cuyas profundas enseñanzas se asemejan a las que la publicidad utiliza para vender sus productos. Una publicidad demasiado prolongada, no sobra decir.

Exagero, sin embargo. Avatar muestra que Cameron tiene habilidad para sumar las técnicas que se encuentran en boga en Hollywood. También Cameron ha demostrado saber cómo hacer películas que reciban enormes sumas de dinero sin que el espectador tenga mucho qué pensar.

Soy injusto otra vez. Avatar me hizo pensar una vez: En un momento el típico villano de las películas de Cameron (que es el típico villano de muchísimas otras películas) se mira en un espejo. Un espejo al que mira el espectador. ¿Acaso Cameron quiere que nosotros como espectadores reconozcamos nuestra similitudes con aquel personaje? ¿O será que Cameron hace un acto de contrición inconsciente –o no-, él que dirigió una película como True Lies? Estas ociosas preguntas tal vez dejan al margen el simple divertimento, en el mejor de los casos, que es Avatar. Puede ser más probable que sea un efecto que Cameron encontró divertido, nada más.

Ciertamente Avatar demuestra la capacidad de técnicos hábiles, de un director que supo sumar desarrollos tecnológicos. ¿Es eso cine? Aun sumados también el eclecticismo y la corrección. No, en mi opinión. Avatar es una obra genial de publicidad, o dicho de forma directa: Avatar no es cine, es publicidad. El cine, mientras tanto, sobrevive a ratos por otros lados.


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