La locura es contagiosa (II)


Black  Swan y Shutter Island relatan ambas el mundo de un par de personajes acosados por traumas y complejos. De distinta índole, parece que tanto Aronosky como Scorsese se hubiesen dedicado a mostrar el distorsionado mundo de sus protagonistas para en último momento abandonarlos. 
En un caso la intención del director parece perseguir un retraro de un personaje que al tiempo obligue a reflexionar sobre los peligros que conlleva ciertas exploraciones en el arte, en el otro se infiere un débil y ambigua critica a la sociedad norteamericana. No obstante, las dos cintas apenas encuentran en la locura de sus personajes un modo de asustar a sus espectadores, de emocionarlos. .
Es contagioso hacer de la locura un medio, al parecer. 
Después de ver ambas cintas, quedé con la impresión de que todo había quedado truncado, de que todo se quedó en pretexto para mostrar algo distinto.
En la cinta "Spider" de David Cronenberg el realizador hunde al espectador y a la cinta en la esquizofrenia de su personaje. En estas otras dos la "locura" no pasa de ser un efecto.
Mucho mejor ese arte que se hunde con las sirenas como el Ahab de Moby Dick y no el de los prudentes Odiseos que nos tapan las orejas (cfr. Blanchot).
Dicho sea de paso, me entretení mucho viendo Black Swan y Shutter Island.


Nada más.

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