La Nana


En Las criadas de Genet, Claire y Solange, las criadas, mientras La Señora está ausente juegan el papel de la ausente. Se visten y actúan como si fueran ella. En La Nana, la criada, Raquel, también se viste con un chal de la patrona (Pilar) mientras ella no está, y de hecho incluso se compra la prenda después. Sin embargo, lo que es provocación es Genet, es un efecto en la cinta de Sebastián Silva para presentar un relato ligero, cómodo en un mundo de nanas.

La Nana es una cinta divertida. Es una visión irónica sobre una clase media alta chilena, como también un estudio sobre Raquel, y su tendencia a imitar la personalidad de quienes viven con ella. Es también una cinta con un dejo televisivo, y de comedia ligera.

Es superficial ciertamente. Pero no es tan superficial como parece. Silva utiliza esta comedia de costumbres para comentar irónicamente sobre cada uno de los miembros de la familia, como también un relato psicológico de la doméstica, una mujer solitaria que asume ser parte de una familia para la que solamente es la criada. La comicidad y ligereza en los mejores momentos de la cinta le permiten como al mejor Wilder, criticar la sociedad que está describiendo. Pero sólo por momentos.



Merece ser reconocido el trabajo de Catalina Saavedra como Raquel, ya que buena parte del centro del filme es el retrato de la nana, un personaje que si bien está aislado, tiene una personalidad retrocida, el de una persona mal intencionada. Como tantas comedias el influjo benéfico de un nuevo personaje, Lucy, otra criada, cambia a la protagonista para que ella se sienta satisfecha consigo misma. Esto suena a comedia convencional, y a medias lo es en La nana. Pero el que Raquel terminé adquiriendo las costumbres de Lucy es un final más bien dudoso, irónico. ¿Raquel ha comprendido cómo ser una mejor persona, o simplemente a cambiado su modelo de imitación de Pilar a Lucy? Lo que salva a La nana  es una leve ambigüedad, una que disfraza de comedia ligera algo que realmente no lo es. De hecho, la cinta comienza como si hubiese sido comenzada a la mitad, indica el rompimiento de los códigos de una cinta convencional desde el comienzo.

A pesar de las múltiples virtudes de La nana, hay que decirlo, la cinta a veces es tan complaciente como crítica con el mundo que describe. No se trata de la provocación y de la profundidad que Genet expresaba en Las criadas. Se trata del mundo a medias nostágico de director Silva, que con ironía retrata a Raquel y a la familia a que sirve. Y por eso, en últimas, La nana es inofensiva.


Con todo La nana es una película entretenida, y menos inocente de lo que parece. Es una comedia inteligente.

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