Los viajes del viento

Los viajes del viento es una apuesta por un cine audaz, con una propuesta estética elaborada que intenta amalgamar tradiciones para ser a un tiempo un canto que celebra un sustrato cultural, como una exploración del mismo. El resultado es una película interesante, que consigue combinar efectivamente los elementos -las tradiciones y las costumbres de la costa colombiana- que incorpora en la historia, aunque a expensas de la historia que se diluye finalmente.

Primero hay que destacar la impresionante fotografía del filme, así como el acertado uso de la música. El tremendo cuidado con que se presenta la costa colombiana, como la exploración de la rica cultura musical de la zona. Estas imágenes bien podían parecer parte de las muchas imágenes publicitarias de folletos publicitarios. No obstante, Ciro Guerra las trata con su propia sensibilidad, incorporándolas a una particular visión de Colombia, para que este preciosismo no se quedé en una explotación del paisaje y la música, y en contraste se resalté esto como parte de la tradición de un país, y de la tan mentada identidad.



El relato parte del viaje que emprende Ignacio Carillo para deshacerse de su acordeón. Carrillo ha perdido a su mujer y comienza dicha travesía como una manera de abandonar su vida como juglar. A su viaje se une Fermín, un joven deseoso por aprender a tocar el acordeón, y a vivir como un músico reconocido. Lo que da pie a una estructura narrativa fuerte y maleable, antigua y muy utilizada: el viaje como un modo de conocimiento de uno mismo. Guerra, no obstante, prefiere centrarse en cómo las peripecias de ese viaje permiten exhibir una parte de las tradiciones culturales colombianas, y por momentos deja que la historia se mantenga en el margen. Esto de por sí no es negativo, más bien es una evidencia que el relato del viaje es mucho más flexible de lo que parece, al aceptar incluir digresiones frecuentes, o al permitir también ser el relato cerrado que se centra en un personaje.

Ahora bien, el que cada parada del viaje permita que la historia se detenga en músicos, o en el duelo que a machete enfrenta a dos hombres, no significa que no haya una evolución en los personajes. Cada uno va cambiando, va transfórmandose, y eso es quizá lo esencial de toda la narrativa asociada a los viajes. los viajes son medios para conocerse, y sobre todo para el cambio. Fermín e Ignacio cambian, tanto por la relación que crece entre ambos, como también por la misma dinámica de la travesía. Al final con sutileza Guerra sugiere aquello que han ido aprendiendo ambos personajes, y por medio de esas imágenes transmite la desolación que a veces deja la vida después de vivida. Es verdad que de alguna manera la cinta pierde de vista la historia al centrarse en un placer paisajístico, que la trama se ha diluido en las imágenes. Verdad también es que Guerra usa parte de sus imágenes sabiamente para que sean ellas las que de por sí cuenten una historia que no se centra tanto en las acciones de sus personajes.



Ciertamente la película recurre a un conjunto de tradiciones que parecen ser ambiguas, no por sí mismas, sino porque han resultado ser los lugares comunes con los que se identifica eso de ser colombiano. Y esto tiene sus riesgos. Los viajes del viento cae en algunos de ellos: en una visión un tanto plana de los personajes secundarios que muestra, así como en la presentación de tradiciones como si se estuviese paseando por las galerías de un museo. No siempre es así: cuando Ignacio canta en el festival una triste canción la película hace de la música una tradición viva. Pero repito, no  lo hace siempre así. Por otra parte, el que la cinta aboque a referentes como el realismo mágico bien puede ser una espada de Damocles. Guerra utiliza estos elementos de modo inteligente al ser más realistas que mágicos. Hasta cierto punto queda el sinsabor de que la película presenta una imagen basada en tradiciones un tantomanidas. Una cuestión un tanto matizada por el hecho de que la sensibilidad e inteligencia de Guerra le permite jugar con los lugares comunes como base para hacer una buena cinta.



Y es que Los viajes del viento es una buena película. A pesar de que la relación de Ignacio y Fermín parece ser la repetición del aprendizaje del joven y el viejo durante el viaje que emprenden, a pesar de la reiteración en el uso de tradiciones manidas. Es una buena cinta porque es arriesgada, y porque es honesta. Porque no teme terminar la película en unas desoladas playas guajiras en las que apenas sopla el viento. Bien puede ser que este filme sea uno más en el proceso de aprendizaje de Guerra, y que como tal esté sembrado de debilidades. Pero es el filme de un cineasta serio, de un cineasta auténtico.

Comentarios

  1. Pues si lo lei con spoiler entonces les hago spam de la ciudad de Cancún par pedir que la visiten aweboooo : Ciudad de Cancun mexico

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