El vengador del futuro (Total Recall)

  
¿Qué es real? Entrar en la sala de un múltiplex, guiados según el temperamento del acomodador a la silla, aguardar por la cada vez más común desfile de persecuciones, o de aventuras increíbles, o de sueños difíciles pero que finalmente se cumplen. Mirar con ojo cada vez menos atento al espectáculo reduccionista que nos ofrecen. Ver a ese nuevo vengador por el que el futuro parece cada vez más vacío, aunque kinético, mientras un hombre habla por celular para asegurar que le paguen el arriendo de un almacén, o mientras un espectador que ha llegado tarde discute con otro porque alega, sin razón, que le ha quitado su silla. Todo aquello ocurrió realmente en la función en que vi El vengador del futuro (Total Recall). Una nueva versión del cuento de Philip K. Dick We Can Remember It for You Wholesame que desgasta su centenar de minutos en secuencias de acción efectivas en muchas otras cintas, mas no en ésta. Paradójica elección la del director, pues desperdicia completamente el relato que cuenta. Paradójica como esa publicidad que reza, ¿qué es real? No sé sabe muy bien qué relación tiene con esta nueva cinta, en principio.


Tanto el cuento como las dos cintas parten del desencanto. Hoy Douglas Quaid (Colin Farrell) es un obrero que se siente vagamente insatisfecho con su vida. Anhela una vida aventurera y llena de significado, no cómo la que tiene sobrellevar en una ciudad gris en la que llueve continuamente. Rekall, una corporación envuelta en un aire de ilegalidad, ofrece la posibilidad de realizar las fantásticas hazañas a las que nunca se podrá acceder en la realidad. Un poco como occure con el cine, valga anotar; conexión que desperdicia la nueva cinta de Len Wiseman, conexión que sí utilizaba la versión de Paul Verhoeven. A decir verdad el filme de Wiseman se dedica a desperdiciar casi todos los elementos que se pueden derivar del relato, o de la primera cinta. Wiseman simplemente quería, al parecer, realizar una película de acción con el rótulo de ciencia ficción. Es a un punto irrelevante la trama que la explicación con la que comienza la cinta casi que sobra: después de una catástrofo sólo quedan dos lugares habitables en la Tierra: Gran Bretaña (el imperio), y su colonia Australia, nuevamente. Ese escenario hubiese podido variar de múltiples maneras sin alterar en lo absoluto el resultado pues en definitiva no es sino un telón de fondo tenue, invisible y sin significado.

 
¿Pero que ocurriría si nuestros sueños fuesen realidad? Las tres historias comparten tal postulado, aunque sus conclusiones difieran. En el cuento de Dick tal presupuesto terminaba en un tono cómico pues en últimas Quaid no sólo había realizado la fantasía con la que inicia el cuento, sino que también sus otras fantasías no eran sino otras realidades ocultas. La cinta de Verhoeven usa también el humor, pero como burla no muy velada del imaginario y las realidades de la sociedad de E.E.U.U. Si bien Quaid se convertía en el agente Hauser, antes hombre del régimen totalitario, pero ahora idealista luchador en favor de los rebeldes; en el filme de Verhoeven se invertía muchos presupuestos del típico agente secreto -James Bond, por ejemplo. La cinta de Wiseman utiliza la trama de Verhoeven, con otro escenario, para hacer de Quaid/Hauser un James Bond sin atenuentes, al tiempo que reduce el humor a comentarios manidos y sin gracia Para Wiseman lo importante es un relato de persecuciones que concluirán con el héroe Quaid/Hauser salvando a los oprimidos de sus malvados señores, en otras palabras para Wiseman lo que cuenta Total Recall es una versión futurista y distorsionada de Robin Hood.


Ahora, esta nueva Total Recall tiene su propia genealogía, y es claro que ni la cinta anterior, ni el cuento de Dick están presentes en ella. La Australia del filme es muy parecida a Los Ángeles del Blade Runner de Ridley Scott, de hecho en una furiosa diatriba John Patterson hace una lista extensa de las deudas con otras cintas por las que el filme se convierte en una colcha de retazos. No obstante, dentro de los padres tutelares hace falta nombrar quizá a los filmes de James Bond, y a sus más desconectadas antecesoras, cintas como Con la muerte en los talones (North by Northwest) y 39 escalones de Hitchcock -entre otras cintas de Hitchcock de tratamiento similar. En dichas cintas de Hitchcock se convertía a un hombre común y corriente en víctima de persecuciones por el azar o por una mera confusión. Esta premisa era una excusa perfecta para que se desarrollase una serie de aventuras que se prestaban idealmente para la destreza de Hitchcock como narrador visual. Premisa que por lo demás le daba un tono de leve parodia a la cinta misma. Truffaut en su libro de conversaciones con Hitchcock  anotaba como los filmes de James Bond utilizaban esos mismos procedimientos de un modo empobrecido. Se puede añadir también que con una solemnidad de la que carecían las películas de Hitchcock, pues efectivamente James Bond se arriegaba en sus aventuras por salvar al mundo, al Reino Unido mejor precisemos.


Len Wiseman ha empobrecido todavía más esta herencia. Aun en las cintas de James Bond tienen cierto sentido del humor por la extravagante serie de acciones que unía la increíble historia. La evidente inversión del agente que ya no sirve al imperio no es sino un detalle accesorio para el futuro Robin Hood. Es posible también decir que Wiseman utiliza procedimientos que se ven, en esta versión, agotados. La espectacularidad de sus imágenes y el cuidado con el que diseña -con base en otras cintas- su futuro se ve minimizado al punto de que la fantasía se transforma en un suma de sucesos sin significación. Ni siquiera Wiseman utiliza el triangulo amoroso planteado por Verhoeven, al punto que la persecución de Lori (Kate Beckinsale), esposa de Quaid al principio de la cinta, a Quaid/Hauser y Melina (Jessica Biel) no es sino una excusa para un ejercicio kinético. Los personajes corren, saltan, disparan y mueren en cuanto dejan de actuar.


Puede entonces parecer fuera de lugar discutir las cacareadas preguntas filosóficas que en cintas como la anterior versión de Total Recall de cuando en cuando aparecen. Para Wiseman su protagonista tiene una fantasía muy clara: ser James Bond. No en vano lee La espía que me amo. La cuestión es que en este nuevo mundo Quaid/Hauser es sencillamente James Bond/Robin Hood. No hay dualidad alguna, no hay distinción. Todo es real. El cine no es una máquina de sueños, entonces, sino de lo real. Verhoeven fue mucho más sabio, y más fiel al espíritu de Dick, al mantener la ambigüedad de sí se trataba en realidad de una fantasía o no. El final de la cinta de Verhoeven terminaba con una pregunta, que casi sonaba humorística, y qué pasaría si esto fuera un sueño, preguntaba Hauser a Melina. Despertaríamos, respondía el mero sentido común, y se acababa la cinta. Lo contrario de esta nueva versión en la que se encienden las luces, sin siquiera haber soñado, y se nota que no hay salida a esa odiosa realidad. El desperdicio al que me refería consiste en que con todos sus problemas la anterior le permitía al espectador reflexionar sobre temas que no son comunes a las típicas cintas de acción. La nueva Total Recall adormece.


Para concluir con esta reseña sobre promesas rotas hay que decir que el nuevo escenario que planteaba Wiseman podía conectarse con un comentario político-social presente en la literatura de Dick. No ocurre así porque tales elementos parecen fortuitos, intercambiables. Uno puede imaginar un cine comercial que se atreva todavía a salirse de un mero formulismo, y que además sea capaz de desafiar ideas preconcebidas. Lo que ocurre al ver esta cinta es que nos enfretamos a la fría constatación de que la mayoría de productos comerciales se han resguardado en repetirse y limitarse a ser los productos de la cultura de masas que han venido siendo durante años. Así pues que no hay esperanza para nosotros los obreros como Quaid, pues ni siquiera Rekall nos ofrece una fantasía que cumpla con nuestras expectativas. Total Recall puede entonces describir el proceso en que una historia se convierte en un típico producto de la cultura de masas. El sueño de Quaid es entonces el paradigma que se nos ofrece mientras bovinamente observamos aquellas fantasías que no han de cambiar. Pero exagero, pues estoy obviando mucho cine que hay allá afuera, y que resiste.
 

¿Que es real? Total Recall responde con creces aquella pregunta sobre cierto cine comercial.


P.S.: El título de la cinta se ha traducido para Latinoamerica como El vengador del futuro y para España Desafío total. No es al azar que en un lugar tengamos vengadores y en otro desafíos, digo yo.


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