Looper (El asesino del futuro)


Poder rehacer el pasado, alterarlo, influirlo. Cambiar el tiempo que vivimos, de eso se trata en buena medida las premisas de donde parten los relatos de viajes en el tiempo (o viajes al pasado, en su mayoría, pues el futuro no es sino una posibilidad). Por eso estos relatos inevitablemente se conectan con una suerte de arrepentimiento, de anhelo por una segunda oportunidad. Looper cuenta como historia central una de redención y arrepentimiento, entre las varias líneas, e historias, que cuenta. Hay que recalcar que el juego con el tiempo da para multiplicar las líneas, para hacer de las historias secundarias relatos principales. La tercera cinta de Rian Johnson maneja tremendamente bien tal posibilidad. Entretiene y combina géneros y estilos para construir un nuevo cuento con redención incluida. Es innecesariamente sentimental, particularmente en su final; y sin embargo da la sensación de ser una película auténtica y consistente, a pesar de que ello implique los hasta ahora imposibles viajes en el tiempo.

 
Looper es primero la historia de Joe (Joseph Gordon-Levitt), sicario de organizaciones mafiosas que no mata a hombres de su tiempo sino de 30 años después. Sí. En el 2074 se habrá inventado el modo de viajar en el tiempo, y dado que es ilegal, las organizaciones mafiosas lo han empezado a utilizar para deshacerse de sus blancos -ya que en ese año es muy difícil hacerlo sin problemas. Por eso Joe, en el 2044, como otros Loopers, mata a esos blancos, recibe dinero y se deshace de los cuerpos. La vida feliz de los loopers, sin embargo, termina también 30 años después. En algún punto del presente, 2044 o esos años, el looper mata a su yo de 30 años después para borrar toda posible futura incrimanación para sus empleador. Este último trabajo recibe una remuneración mucho más cuantiosa, y se convierte en el último trabajo del looper. A pesar de lo enrevasado, todo va bien para Joe hasta ahí. En un distópico Kansas es mejor ser un sicario a vivir en la extrema miseria. Joe mata, se droga, mata, se droga, va al burdel La Belle Aurore -no es inocente que se llame así evidentemente, y con suerte se acuesta con Suzie (Piper Perabo). 


La cuestión se tuerce, no obstante, si el looper no mata a su viejo yo. Seth (Paul Dano), uno de los amigos de Joe, es incapaz de hacerlo. Para no alterar el orden de la línea de tiempo, los mafiosos encierran al joven Seth y lo mutilan horriblemente, lo que afecta al viejo Seth, que desesperado deja que lo maten para no sufrir tal existencia.  Cuando es el turno de Joe la cuestión es más complicada. El viejo Joe (Bruce Willis) no deja que el joven lo mate y escapa. La historia se bifurca: por un lado el joven Joe tiene que buscar al viejo para matarlo, por otra el viejo Joe busca a un niño que se convertirá en un terrible villano al que conocen como el Rainmaker (Maestro de la Destrucción) -no me culpen del nombre y mucho menos de la traducción. Azarosamente el joven Joe terminará en una granja en la que vive Sara (Emily Blunt) con su hijo Cid (Pierce Gagnon). No hay necesidad de explicar quién es, ni a dónde se dirige la película.


La tercera película de Johnson es un estudiado pastiche que juega con géneros y con citas no muy veladas de multitud de cintas. Hasta cierto punto Johnson solamente utiliza el relato de ciencia ficción como excusa para trabajar en versiones distorsionadas del cine negro, el cine de terror y el western, como ya varios reseñitas han señalado. De hecho, la primera parte de la cinta es claramente una reelaboración de lugares comunes del cine negro con un toque un poco más sentimental del que lo tenían tales cintas. La historia de Joe es la alguien que para sobrevivir debe convivir en un mundo corrupto sin mayores perspectivas. A pesar del notorio maquillaje con el que intentan amoldar las facciones de Gordon-Levitt a las de Willis -en este caso un distractor, es obvio que la interpretación de Gordon-Levitt deja entrever el vacío que siente por esa vida en el mundo del hampa. La mejor vida que es posible conseguir.



Pero cuando Joe no puede matar a su viejo yo, la cinta muta para convertirse casi que al unísono en un Western existencial por un lado, y en una película de terror por otro. En la mayoría de los casos el resultado hubiese sido desbalanceado, ripioso. No es el caso de Looper que amalgama perfectamente ambos géneros para hacer de cada escena parte orgánica de la película. Johnson subsume todos sus homenajes y citas al curso de su historia, por lo que todas se articulan perfectamente bien al film. Looper es una película en la que sus mutaciones coexisten sin dificultad.
Hay que decir, en todo caso, que la intertextualidad que propone Johnson es la de un cinéfilo que adora al cine. Bautizar al burdel en el que se desarrollan las actividades de los loopers con el mismo nombre del bar en que Rick e Ilse se conocen en París en Casablanca es más el homenaje de un fanático que una juguetona referencia con la que se altere el significado del original.

 
Ahora, Johnson alega que las fuentes principales para su cinta no fueron de literatura -o cine- de ciencia ficción, sino Macbeth y Los cuatro cuartetos de T.S. Eliot -también menciona a Murakami sin ser más específico. La jetée es su única inspiración del, digamos, cine de ciencia ficción. Johnson llega a aseverar que dividió su cinta en cuatro segmentos correspondientes a cada uno de los cuatro cuartetos de Eliot. Tal tipo de juego da para una elaboración más larga, pero de momento es mejor indicar que tanto como los referentes cinemetográficos, estos referentes literarios son para Johnson herramientas que usa como la mera inspiración de un admirador, pero no para determinar lo que aparece en su película. Es de notar que tanto en Macbeth, como en Los cuatro cuartetos y La jetée se centran en una idea de predestinación, de inevitabilidad que Looper ya no comparte. El viaje en el tiempo puede deshacer un destino, no como ocurría en tales referentes en que los que el pasado era irredimible.


Volvamos al principio. Cambiar al pasado. Uno de las contradicciones en la que cae la trama de Looper se encuentra en que Johnson no utiliza una sola línea espacio-temporal sino dos. En una primera quien será el viejo Joe encarnado por Bruce Willis mata a su yo de 30 años después. Desperdicia los siguientes 30 años en China, y no en Francia como soñaba, hasta que encuentra el amor y se casa con una bella china sin nombre (Qing Li). Cuando llega la hora de morir accidentalmente matan a su esposa, lo que enfurece a Joe que ya no se deja matar en el pasado y se decide a buscar al culpable de la muerte de su esposa, el Rainmaker, por supuesto. Esta historia implica dos líneas de tiempo distintas lo que no deja de ser una imposibilidad. Al ser preguntado por tal cuestión Johnson termina aduciendo que es consciente de tal fallo, pero que la película debe aceptarse en su lógica mágica, inherente, según él, a las historias con viaje en el tiempo incluido .


Más que eso se trata de redimir el pasado. De darle una oportunidad a Joe para redimir su inútil vida. Lo que no tuvo Macbeth que tuvo que soportar su tragedia. Johnson es más optimista, prefiere una de las repetidas historias de redención. Siempre hay algún momento para enmendar los errores, para arrepentirse y permitirse esa idea de que el desastre pudo haberse evitado. Si en algo se distingue Looper de sus referentes es hacer posible tal redención, Johnson no es el autor cruel que obliga a su protagonista a vivir su destino, sino el indulgente, el hombre sentimental que le da la oportunidad para borrar sus errores y permitirse pensar en, vivir mejor, otro tipo de historia.


Con todo Johnson quiere además ampliar el espectro e intentar darle una mayor profundidad a su relato. Así sea con un dilema tan patente como el de matar a un niño que en el futuro se convertirá en un desalmado criminal. Es ingenioso que el director plantee desde el principio al ciclo como una forma de renovar una violencia vacía, aunque, digamos, sofisticada. Cada asesino se mata a sí mismo, la violencia trae más violencia. Tales presupuestos subyacen a la cinta,  la idea de la redención entonces consiste en romper el ciclo, en andar por una espiral donde existe la posibilidad de que el mal no germine nunca. El niño malvado puede, con amor, ser un buen tipo. Estos desalmados sicarios que son tanto el joven como el viejo Joe pueden en un momentos ser valientes y heroicos. El ingenio de Johnson no esconde que, a pesar de todo, esto sea tremendamente reduccionista. Looper tiende a la alegoría, a una forma de soñar que se puede deshacer la violencia al renunciar a ella. Y claro, cuando se trata de un mensaje así, todo se achata y uno puede creer que es mera cuestión de voluntad cambiarlo todo.


 Lo único que realmente lamento de Looper -además de su maquillaje distractor, es su sentimentalismo innecesario. Un final en el que las motivaciones de los personajes son cambiados por los sentimientos primordiales -no digamos puros- que impulsan el cambio. Al final todo se resume en un recuerdo nostálgico de la infancia, o en el invencible amor de una madre. Quizás una de las cuestiones más admirables de Ciudadano Kane es cómo coquetea con tales motivos desde el inicio pero nunca cae en ellos. Al fin ni la añoranza de una infancia pura, ni el amor de sus padres son más que excusas para la búsqueda de la identidad de una persona más, búsqueda infatigable e infinita. Al contrario de ello, Looper recurre a tales motivos muy tarde para desenredar los nudos, y no puedo dejar de pensar que en ello hay algo innecesariamente gratuito.


Aun con ello Looper es una cinta conseguida. A pesar de que no comulgue con esos planos con filtro que le indican al espectador que estamos ante una posibilidad, o un recuerdo -convención innecesaria. Looper es un buen cuento sobre la redención que confía férreamente en capacidades de la narración que mucho del cine que se realiza en el llamado Hollywood -aunque Hollywood ya no exista, se han olvidado. Muestra posibilidades de hacer cine con una intención de mayor calado. Posibilidades como ese mundo feliz en la todo se puede enmedar, pues tanto el pasado como el futuro no son sino una posibilidad de las muchas que hay. Pero no entró en eso de la mecánica cuántica y materias afines, como dice el viejo Joe, no perdamos tiempos haciendo diagramas con flechas, ni tampoco alargando malas reseñas.

 
Sin embargo, hay que cerrar el ciclo. Si hay algo que me encantaba de La Jetée era esa estructura circular, inevitable y trágica. Johnson ha preferido soñar con otros mundos en los que las tragedias se desatan. Dado que todavía no tenemos dicha posibilidad, prefiero a esas tragedias viejas en las que pasado siempre resiste y el futuro todavía no existe. Cabe la posibilidad de que todo sea distinto algún día, pero por ahora eso no es sino una mera eventualidad. Por eso prefiero todavía, en cuanto a películas con viajes en el tiempo, a La Jetée. Claro, eso sí, que Looper está muy bien.



  





Comentarios

  1. 'Looper' es una película curiosa, entretenida, que parte de una premisa interesante y te hace pasar un buen rato. Eso sí, mejor no darle vueltas porque los agujeros pueden engullirte en cualquier momento. Si te mola la acción y la ciencia ficción, es para ti. Un saludo!!

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    1. También me entretuve viendo "Looper", aunque pienso que el final decepcionante, por decir lo menos. Es buena ciencia ficción, pero es mejor combinando géneros como el film-noir y el western. Para mí "Looper", junto con "Ted", fue lo mejor del cine comercial del año pasado.
      Un Saludo.

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  2. Quiero volver a ver esta película, me parece que es una buena película con un guión muy interesante, yo la acabo de ver en HBO GO porque a mi papá y a mi hermano les encantan las películas de acción como este tipo.

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    1. Agradezco tu comentario. Aunque el final me decepcione, pienso que el modo en que está planteada la cinta es muy atractivo. Ciertamente volver a verla puede dar más elementos para disfrutrarla.

      Saludos

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