Argo parte de un episodio feliz e ingenioso para los estadounidenses durante la crisis que produjo la toma del personal de la embaja de E.E.U.U. en Irán a finales de 1979. Recientemente se reveló el truco con el que se pudo birlar a las autoridades iraníes para sacar del país a 6 empleados que habían alcanzado a escapar de la toma, para más tarde refugiarse en la residencia del embajador canadiense. Un truco que no iba demorar en convertirse en película: el agente de la CIA Tony Mendez se le ocurre hacer pasar a los 6 estadounidenses como partes de un equipo canadiense que busca locaciones para una cinta de ciencia ficción que nunca se hará,
Argo se titularía el filme. La descabellada idea da frutos, si bien para eso se habrá de montar toda una parafernalia con la que se finja que la producción de la cinta es una realidad. La operación, sin embargo, fue un secreto hasta el 2007 cuando se reveló, y hoy, como era de esperarse, aparece la película.
Argo, la cinta de Affleck, comienza con un resumen responsable y liberal sobre los años anteriores a la toma que conducen a la derroca del tiránico regimen del Sha y a la revolución musulmana encabezada por el Ayatollah Jomeini. No obstante,
Argo no es una cinta necesariamente crítica de las políticas estadounidenses, o particularmente liberal. Muta rápidamente tras las escenas que muestran la toma de la embajada y la huída de 6 empleados de los enfurecidos seguidores de Jomeini. La suerte de ellos parece no alentar buenos presagios, y es entonces cuando Jack O'Donell (Bryan Cranston) contacta a un experto en sacar personas de lugares peligrosos, "extractor", Tony Mendez (Ben Affleck), cuyo plan ya he resumido. Para ponerlo en marcha contacta a John Chambers (John Goodman), maquillista ganador del Oscar y colaborador de la CIA. La idea es emprender esa falsa película para convencer a los jefes de la CIA y poder rescatar a los 6 estadounidenses. Junto con el productor Lester Siegel (Alan Arkin) comienzan la pre-producción y a falta de otras ideas de rescate, Mendez se embarca con rumbo a Irán para sacar a los empleados de Irán. Más tarde ya vendrá el rescate, como era de esperarse, con huídas de último minuto, diálogos heroicos, y abrazos agradecidos en medio de sollozos y lágrimas. Nada muy distinto a muchas otras películas.
Es de notar que en el prólogo que inicia la cinta es presentado mediante dibujos similares al de story-board de la falsa película. Ellos introducen una versión de la historia relativamente mesurada del contexto que precede el episodio. A continuación las imágenes van a imitar la textura de las de los documentales y reportajes de la época, y puesto así hemos de suponer que
Argo es la reconstrucción fidedigna de lo que ocurrió en aquel episodio. Pero no ocurre así.
Argo se transforma con rapidez en una sátira de Hollywood -paradójicamente también enamorada del cine de Hollywood, y en un thriller con escapes de último minuto al estilo de cualquier otro thriller. Es un tanto incomprensible tales transformaciones si se han de ver a la luz de la reconstrucción histórica -que
Argo no es. Mejor evitar equívocos, por más fidelidad a la hora de reproducir vestuario y peinados,
Argo es una fantasía que enaltece el valor de algunos de los hombres que trabajaban en la CIA. ¿No decía al principio que la cinta intentaba ser balanceada? Del principio puede decirse aquello, pero la mayoría de la cinta no difiere en modo alguno de otras tantas en la que es muy evidente a que bando se ha de apoyar, y cuáles son los siniestros enemigos.
Hay que reconocer que la cinta de Affleck no es del todo inocente. De hecho el utilizar dibujos similares dentro del metraje y como parte del story-board de la película-engaño es una especie de indicación de que se trata de una mera ficción. La ironía permea buenos tramos de
Argo, en particular a lo que se refiere a Hollywood, le meca del fingimiento y de una vergonzosa autocelebración. El sarcasmo y las pullas de John Chambers y Lester Siegel ganan en importancia en la medida que las interpretaciones de Goodman y Arkin en los respectivos papeles dan vitalidad e ingenio a dichos personajes. Así dichos sarcasmos parecen estar amparadas en la indudable experiencia de ellos. Y aunque inevitablemente hombres de Hollywood son parte de los que hacen capaces de que haya rescate, Affleck imprime la suficiente distancia para no desdibujar el cariz cómico que tienen tales figuras. Lamentablemente tal ironía se desvanece a la hora del rescate cuando
Argo se torna seria, ansiosa por celebrar a héroes. Affleck distingue bien entre un mundo sobre el que puede bromear y otro sobre el que no, lo que no hace sino añadirle un sinsabor al film.
Y es que sobre ciertos temas no es bueno bromear, más cuando se trata de exorcizar traumas. Sin duda el episodio de la retención de los empleados resultó terrible para los E.E.U.U., su desenlace fue agridulce para los estadounidenses -pues a pesar de la liberación tuvieron que soportar más de un año de encierro.
Argo evita en casi toda la película tal realidad, quiere centrarse en un pequeño capítulo en la que el heroísmo e inteligencia en medio de lo que un fue un desastre sin mucho heroísmo e inteligencia. El evitar tal realidad le permite a la cinta tratarse con liviandad hasta que llega el momento en que indefectiblemente los hombres buenos salvan a los inocentes. Affleck termina haciendo de
Argo una película mucho más patriotera de lo que anuncia su inicio, una película que re-escribe la historia, como tantas veces se ha hecho, pasando por alto lo que no convenga.
Es innegablemente divertida la cita trastocada de que toda historia se repite dos veces, una como farsa y otro como tragedia. Siegel no sólo trastoca el orden sino cree que fue Groucho y no Karl el que la mencionó. Esa broma es intrascendente, no obstante, pues finalmente todo se hunde en la solemnidad. O acaso la broma prefigure el derrotero que sigue la cinta, de la farsa a la
tragedia- o a una especie de épica, digamos. La Historia es terriblemente seria en
Argo. Mucho más iluminadora es la visión de la historia que configura, por ejemplo,
Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. En uno de los capítulos de la parte central Bolaño juega con una serie de historias que concluyen con la frase "Todo lo que empieza como comedia..." y cada uno de los personajes, según la historia que cuenta, cambia el final. Affleck pudo haber comenzado con la comedia, pero prefirió reducirla a condimento de una heroica misión. La perspectiva histórica de
Argo no dista de tantas otras películas que se han hecho para celebrar increíbles hazañas bajo una bandera de barras y estrellas.
Con todo no se ha soslayar los méritos de
Argo, que entretiene durante toda su proyección. Affleck sabe proveer de emoción a su cinta, así sea con base en trucos manidos como los que utiliza en la secuencia final en la que los estadounidenses escapan de Teherán. Como buen discípulo de Griffith, Affleck utiliza el montaje paralelo para imprimir tensión a la acción que narra, dilata la acción para que la persecución de unos y el escape de los otros produzca una mayor emoción y para que la liberación final suscite un gran alivio. En ese sentido la secuencia es un gran logro. Lo problemático de ella es que es evidentemente ficticia, al punto de que necesita que los perseguidores iraníes sean lo suficientemente tontos como para llegar casi hasta las puertas del avión al descubrir la identidad de los estadounidenses, y no hacer regresar el avión antes de que salga de cielo iraní. De tratarse de una ficción sin más, no tendría inconveniente alguno en aceptarlo. Pero
Argo no es sólo una ficción. El espectro de la historia acecha a la cinta.
Andrew Schenker observa el modo en que
Argo se conecta con el conflicto presente con el medio oriente. De tal manera
Argo ya no es siquiera la cinta que procura mantener una mirada imparcial, sino que muestra a los iraníes como villanos de una sola dimensión. Schenker señala que la película sólo añade un nuevo modelo a la "ira musulmana". O podía añadirle que a pesar de que la cinta comienza como esos thriller políticos de los 70s termina estando más en consonancia con la ideas de
El choque de civilizaciones de Huntington. Una forma maniquea en la que unos son civilizados y otros barbaros. En términos cinematográficos
Argo se encuentra más en consonancia con el cine de los 80 en la que un héroe de acción combatía contra los villanos del momento.
Argo ha disminuido las hiperboles de dichas películas, pero no su mensaje. Por tal motivo
Argo concluye yendo en contra de su presentación inicial. Schenker añade que la última secuencia de
Argo no es únicamente comparable con
El nacimiento de una nación de Griffith por el uso del montaje paralelo, sino también, guardando las proporciones, por la caracterización de unos Buenos y otros malos -lo que en la cinta de Griffith resultaba en que los Buenos eran jinetes del Ku Klux Klan. Schenker nota que el mundo de
Argo no llega a tales absurdos, con razón, más encuentra una mentalidad intacta tanto en Griffith como en Affleck, un modo en que se reduce un conflicto en una persecución vertiginosa entre héroes y villanos.
Al reflexionar sobre
Argo resulta una cinta truncada. Pudo haber sido un testimonio valoroso de un episodio histórico, o una sátira ácida sobre lo inepto -y afortunado- de Hollywood y de la CIA.
Argo tiene un poco de todo ello, pero tiene sobre todo ansias por conmemorar una hazaña como si se tratase de un mundo épico. Es en ello que
Argo cae en una trampa, se convierte en una versión distorsionada y evidentemente ficticia de un muy peculiar episodio histórico, se convierte en una película más, de hazañas, de buenos y malos
. He de resaltar al final que
Argo es en mi opinión una muestra en que la tradición cinematográfica hereda también la mentalidad de quienes las producen -si bien esto es una injusticia con todo un cine incoforme y nada convencional realizado en E.E.U.U.
De lo que no hay dudas en cualquier caso es que todo los que comienza como episodio histórico se convierte en una cinta de Hollywood, atiborrada de premios.
Entretenida, con ritmo, a la vieja usanza, también previsible y superficial, 'Argo' sin embargo es una prueba más del talento narrativo de Affleck. Un buen rato de cine, que es mucho, pero tampoco nada más. Saludos!!!!
ResponderEliminarCoincido en que es una película entretenida, pero nada más. "Argo" tiene el inconveniente de parecer una película al principio que al final no es. Es simplemente un entretenimiento en el que lo de la Historia es lo de menos.
EliminarSaludos.
Me fascina Argo es una gran película y me encantan todos los actores
ResponderEliminarAgradezco tu comentario.
EliminarNo comparto el que "Argo" sea una gran película. Es entretenida y el rol que juegan los actores es- en su gran mayoría- bastante bueno. Me preocupa lo que implica la cinta, más tratándose de una basada en un evento histórico, y no un simple entretenimiento. En todo caso toda opinión es respetable.
Saludos