En búsqueda de Murnau (A propósito de su cabeza)
Debió ser de noche.
Los ladrones ingresaron como sombras que se extienden sobre un muro blanco para
abrir el ataúd del pionero, uno de los primeros en plasmar en la pantalla
grande la leyenda del vampiro. Extrajeron su cráneo. Cuando días después
descubrieron el ultraje, se encontraron restos de cera junto a la tumba. Más
que un homenaje, se trataría de una parodia. La vida nos hace esos juegos y ya
F. W. Murnau los vivió de sobra en sus escasos 42 años. El que el famoso
director alemán vuelva a las noticias víctima de la profanación de su tumba ha
sido fácilmente comparado con algunos de sus largometrajes. Más cuando se sabe
que las otras tumbas del panteón familiar, no fueron víctimas de robo alguno.
Las especulaciones no se han hecho esperar: van desde rituales satánicos al
sufrimiento de una maldición derivada por haber filmado el Nosferatu. No es la primera vez
que le ocurre a Murnau, además. Ya habían habido otros intentos por profanar su
tumba. Antes que desgastarnos en teorías y conspiraciones, el robo nos es
más útil repasar la vida de uno de los mayores directores de cine de la
historia. Un recorrido rápido nos puede dar pistas sobre el legado de sus films
y sobre los eventos de una vida que parece no darle descanso a Murnau aun
después de muerto.
Friedrich Wilhelm
Plumpe nació en Bielefeld a finales de siglo XIX en el seno de una familia
acomodada. Su padre era dueño de una manufactura textil. El hijo, sin embargo,
se inclinó por las artes y no por los negocios. Tras estudiar historia del
arte, filosofía y música en la Universidad de Heilderberg, Friedrich conoce a
Max Reinhardt, de quien se vuelve discípulo y con el que ingresa al mundo del
teatro. En la población de Murnau, en la alta Baviera, comienza su carrera y
allí decide cambiarse el apellido por el del nombre del lugar. Aquí comienza a
ser Murnau, aunque todavía falte tiempo para que se convierta en la figura señera
del cine. El teatro se convierte en toda una escuela para el futuro director,
como el lugar en que conoce a algunos de sus colaboradores. No obstante, la
Primera Guerra Mundial interrumpe su carrera artística. Durante esta sufre un
accidente mientras pilotaba un avión al intentar aterrizarlo en territorio
suizo. Obligado entonces a quedarse en Suiza, la convalecencia supuso su primera
experiencia con el cine, donde se le permitió trabajar para películas
propagandísticas del gobierno alemán. Esta experiencia fue definitiva y lo hizo
decidirse por ser cineasta.
Junto a Conrad Veidt,
actor que conocía de la época con Reinhardt, comienza a hacer películas. Muchos
de estos films tempranos están hoy perdidos y de ellos solamente se tiene las
sinopsis de los mismos. Lo cierto es que aun con la colaboración de quienes
realizaron las cintas expresionistas, como Robert Wiene, director de El gabinete del Dr. Caligari,
Murnau va a mostrar peculiaridades que hacen de su cine algo más naturalista
que el de sus colegas. Lo que se conoce de ellos, en todo caso, ha servido para
alimentar leyendas entorno al director alemán. Javier Memba en un artículo para El Mundo especula que la profanación de
la tumba de Murnau pueda relacionarse con una de estas primeras cintas
pérdidas, La cabeza de Jano.
Su teoría es que intentando replicar al film, los ladrones estarían buscando
realizar un rito cifrado en la historia. Más aleccionador que eso es conocer
que ese largometraje fue uno en que el argumento venía del conocido
relato de Stevenson, El
extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, sin que esto fuera reconocido
en los créditos de la cinta. Tal tipo de apropiación le acarrearía problemas
legales a Murnau en uno de sus cintas posteriores, Nosferatu.
Una de las imágenes
emblemáticas de todo el cine es la del vampiro calvo que surge entre las
sombras, que repta minutos después por una escalera como un ser inmaterial.
Todavía hoy, con todo un género de terror que ha multiplicado las imágenes
macabras, la presencia de Nosferatu emana un aire verdaderamente perturbador.
Sin duda se trata de la revelación de un arte que puede expresar de modo
concreto una fábula pesadillesca. Nosferatu resiste
el paso del tiempo, a pesar de todas las convenciones que uno ve atadas al cine
silente, como resistió la casi desaparición como objeto concreto. La película
es claramente derivada del Drácula de
Bram Stoker, lo que no se reconoce en los créditos. La viuda del autor irlandés
demandó y por decisión judicial todas las copias de la cinta debían ser
quemadas. Afortunadamente algunas copias ya habían sido distribuidas y esas
fueron las que permitieron la reconstrucción del film. Ahora, el rodaje de Nosferatu ha alimentado
otras leyendas: ya sea que el actor Max Schreck era realmente un vampiro (con
tal motivo se realizó una película en el 2000 titulada La sombra del vampiro), ya sea
que la inclusión de símbolos ocultistas en el metraje conllevó a una maldición
que terminó con la vida de parte del equipo de rodaje, incluidos Schreck y el
mismo Murnau. Por mencionar solo dos de las múltiples leyendas sobre su rodaje.
Lo cierto es que la cinta
todavía genera fascinación.
En los siguientes
años Murnau realizó distintos largometrajes, no todos necesariamente
expresionistas. Lo más destacable de ellos es la audaz técnica del director
alemán que introducía movimientos de cámara continuos o sobreimpresiones con
las que creaba imágenes de resonancia asombrosa. Entre los títulos más
destacables de su producción alemana se encuentra Tartufo, El último y Fausto. Este último fue
producido por la UFA, principal estudio alemán de la época, para demostrar todo
su poderío. Murnau bebió de las distintas versiones de Fausto para confeccionar
una cinta que respira con un profundo aire romántico (a su modo el director más
que expresionista era un heredero y cultor de un romanticismo muy alemán). Las
imágenes del vuelo de Mefisto sobre el pequeño pueblo de Fausto, además de ser
técnicamente admirables para los recursos que tenía a disposición, dan
perfectamente la sensación de un viaje sobrenatural que tiene visos de algo
aterrador. No todo en las cintas de Murnau es igualmente destacable, no
obstante; sus cintas fueron criticadas con frecuencia por tener personajes no
muy desarrollados y sin matices. De todas maneras, su efecto perdura, en buena
medida, porque estas cintas son capaces de provocar una verdadera experiencia,
de hacerle sentir al
espectador que vive una
historia. Así, en El último,
para recrear el sueño de su protagonista, Murnau crea una secuencia onírica que
da la sensación de leve agobio, al tiempo que despliega una creatividad visual
que para ser sinceros uno rara vez hoy encuentra en la cinematografía
contemporánea. El talento y el arte del director alemán eran evidentes y esto
lo llevó al lugar de una nueva creciente industria cinematográfica: Hollywood,
California.
El debut de Murnau en
Hollywood debe contarse como uno de los más impresionantes que se puedan
recordar. Amanecer es uno de las cimas del cine
silente -y del cine en general, la primera en un contrato para la 20th Century
Fox. La cinta, que cuenta un melodrama humanista, se convierte en una
experiencia en la que la dudosa transformación de un hombre es vista como un esperanzador
testimonio de redescubrimiento de los valores propios. Lo que al ser contado o
resumido rayaría en lo manido y lo chillón, se transforma por el virtuosismo de
Murnau en una cuestión verosímil y emocionante. Los rasgos ya descritos de las
películas del cineasta: un movimiento de cámara fluido que parece tener la
posibilidad de captar y seguir a cualquier personaje en todo lugar, así como
dar toda una impresión de abarcarlo todo con imágenes que sobreimpresionadas
conjugaban lugares y eventos de un modo armónico, siguen demostrando la gran
capacidad como narrador visual del director alemán. Amanecer fue una culminación de un tipo de
cine por parte de uno de sus artesanos más avezados. Ya antes, en El último, Murnau había
demostrado que podía narrar con un uso muy escaso de los intertítulos, su
narración era verdaderamente una historia de imágenes. Con Amanacer su estilo alcanzaba madurez y una
forma perfecta. Si bien la cinta fue bien recibida y ganó varios premios en la
primera ceremonia de premios de la Academia (Oscar), no se convirtió en éxito
en taquilla. Es más, a punto estuvo de perderse como tantas otras cintas, al
quemarse el negativo original en 1937. De entre las copias se creó un
nuevo negativo para preservar el film y así ha podido continuarse viendo. Bien
pudo entonces seguir la consolidación de Murnau, pero su carrera terminaría de
un modo distinto.
La aparición del cine
sonoro modificó los modos de realización y producción. Las siguientes cintas de
Murnau no tuvieron el mismo eco. Si bien se habla muy positivamente de la cinta Four Devils que está
pérdida, el rodaje de la siguiente, City
Girl, fue traumático. Los
productores decidieron relevar a Murnau y completar la cinta con otro director
para que esta ya fuera una cinta sonora. Por tal motivo, el director alemán
rompió su contrato con la Fox y se unió con Robert Flaherty para completar una
cinta sobre la vida en la Polinesia. Tabú. En
las manos de Murnau, la película pasó a ser más una ficción que un documental
(se habla de desavenencias entre ambos directores, lo que convirtió el proyecto
de Flaherty en uno que solo contaba con el sello del realizador alemán). El
resultado fue una cinta que sabía emocionar y combinar su fuente real con el
designio claramente ficticio que Murnau le imponía. Tabú se convertiría en el
mayor éxito de taquilla para el director. No obstante, ya no disfrutaría de
tal. Una semana antes del estreno Murnau moriría en un accidente de tránsito
con su conductor y amante filipino de 14 años. Múltiples versiones se han
tejido sobre el motivo del accidente, como para no desentonar con el legado del
director su muerte debía tener un cariz excesivo. Lo cierto es que su muerte
prematura cegó un destino todavía prometedor.
Con el paso de los años la leyenda ha crecido. Tanto así
que la figura de Murnau atrae también una legión que quiere buscar una señal
sobrenatural. O tal vez se trate de ladrones que han llevado su fanatismo a un
punto enfermizo. En una nota de Colín Mickey en The Guardian se menciona otros
casos similares de artistas célebres que han perdido su cabeza: entre ellos
podemos destacar a Goya, de quien su cráneo lleva perdido más de 100 años. El
robo puede deberse a un malsano deseo de poder, o a un deseo enfermizo por
poseer a un artista admirado, un deseo como los que Murnau retrató
contundentemente en su carrera. Incluso si el mismo se enterara tal vez no le
desagradaría del todo la situación, o lo vería, como afirmó el director Nacho
Vigalondo, como el "crimen más cool del mundo". En todo caso, y a
propósito de este robo, lo mejor es recordar a Murnau como creador de un cine
único que fue y es capaz de provocar verdaderas emociones, de hacer a su
espectador partícipe de una gran variedad de sensaciones: desde el terror de Nosferatu a
la naturalidad ensayada de Tabú, todo ello culminado por ese gran
pieza de humanismo que es Amanecer. El complejo cine de Murnau
todavía resuena, a pesar de estar barnizados por todos los efectos y maneras
del cine silente. Hay una vida cuyo eco pervive en esas imágenes y que por sus
artes demiúrgicas somos capaces de revivir. Uno tiene, definitivamente, el
presentimiento de que aunque la roben, Murnau no pierde la cabeza.
Fuentes relacionadas:
- Atkinson, Michael A
Bloody Disgrace The Guardian. 26-01-2001. Página recupera el 22
de julio de 2015
en: http://www.theguardian.com/film/2001/jan/26/culture.features2
- Dickey, Colin The Skull
Robbers: How Celebrity Culture Lost Its Head The Guardian 17
Julio 2015. Página
recuperada el 22 de julio de 2015
en: http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/jul/17/skull-robbers-celebrity-culture-murnau-goya-beethoven-haydn
- Ebert, Roger Sunrise 11 Abril 2004.
Página recuperada el 22 de julio de 2015
en: http://www.rogerebert.com/reviews/great-movie-sunrise-1928
- Memba, Javier La otra cabeza robada de
Friederich W. Murnau El Mundo. 17 Julio 2015. Página recuperada
el 22 de julio de 2015
en: http://www.elmundo.es/cultura/2015/07/17/55a8b2d3268e3eeb6f8b4570.html
- Murnau's Biography. Página recuperada el 22 de julio
de 2015 en
http://www.tcm.com/tcmdb/person/137578%7C50585/F-W-Murnau/biography.html
- Eisner, Lotte H. F. W.
Murnau University of California Press. 1973
Comentarios
Publicar un comentario