Hombre irracional (Irrational Man)
Abe (Joaquin
Phoenix), profesor de filosofía, llega en medio de una profunda depresión al
campus del imaginario Braylin College. La fama que lo precede, para bien y para
mal, lo convierte de inmediato en una celebridad. Tanto Jill (Emma Stone), una
de sus aventajadas estudiantes, como Rita (Parker Posey), profesora de química
desencantada con su matrimonio, quedan prendadas del atormentado profesor. La
vida de Abe se encuentra sumergida en su desesperación hasta que por casualidad
oye una conversación y como en una especie de epifanía se le revela el acto que
debe realizar para darle sentido a su existencia y renovar sus ansias de vivir.
Entonces la vida le sonríe de nuevo a Abe. De repente, su creatividad renace,
su energía bulle y comienza affaires tanto con Rita como con Jill. Pero todos
los actos tienen consecuencias. El azar irá revelando que la comedia ligera
esconde también una sórdida historia de crímenes. Con un humor cada vez más
doloroso, iremos viendo el modo en que el desenlace guarda más de una sorpresa,
sorpresa de nuestra propia naturaleza, para los protagonistas de la cinta.
Hombre
irracional es una
sombría historia contada con absoluta levedad. A ello contribuye la delicada
fotografía de Darius Khondji, cuyas imágenes dan la impresión de vivir en un
ensueño ligero. Hace ya unos años las películas de Allen ocurren en un
universo cada vez más fantástico, o mejor, fabulesco. Muestra de ellos son los
diálogos que no son representaciones fieles de la de quienes viven en un campus
hoy, o de un verdadero profesor de filosofía (lo que ha dado pie para que los
detractores de Allen lo fustiguen con cierta razón a la película). No obstante, lo más
aconsejable a la hora de abordar las cintas del director neoyorkino es asumir
que ocurren en una realidad con semejanzas a la nuestra, pero en un lugar de
una autonomía propia. Con ello se puede apreciar que lo más destacable de Hombre irracional es el
modo en que, con una realización sutil, conjuga el drama y la comedia. Desde el
principio Allen usa pequeños planos para indicarnos que algo anda mal en este mundo
-cuando a Abe le muestran la casa en que vivirá en Braylin uno de los planos es
holandés (o aberrante, en otras palabras, una imagen torcida). A través de este
procedimiento el director va sembrando una sensación de malestar que se
concreta una vez los eventos criminales ocurren. De este modo, además, Allen
crea una historia mutante en la que la comedia ligera da lugar al crimen con
naturalidad. No ocurre así, sin embargo, con la historia de las relaciones de
Abe con Jill y, en particular con Rita. Si a la cinta le cabe una crítica es el
esquematismo con que cuenta estos dos affaires, por momentos incluso
deshilvanadamente. Al ver Hombre
irracional a uno le embarga la sensación de ver una historia no
terminada, con fragmentos resueltos a medias o a la carrera. A pesar de que las
actuaciones, en especial la de Phoenix, le dan verosimilitud al film, el dejo
de ver un relato inconcluso persiste hasta el final del metraje.
El dilema sobre el
que gira el largometraje ha dado para interpretaciones de diversa índole. En
una reseña negativa, Matt Zoller Seitz señala que la idea de matar a un juez de
familia tiene un aire a fantasía vengativa. Más si se tiene en cuenta
que el año pasado el escándalo sobre supuesto abuso que cometió el director con
una de sus hijastras volvió a estar en primera plana. Zoller asume que la
premisa de la cinta se relaciona comentarios en los que Allen se quejó
amargamente del actuar del juez de familia que le negó la custodia después de su agria separación de Mia Farrow. Es fácil tejer estos hechos con alusiones de
la cinta para entonces interpretarla con acomodo, como si estuviésemos en una
versión actualizada de la crítica al estilo Saint-Beuve. Pero en este caso en
particular dicha aproximación no nos da mayores luces y más bien nos distrae
con morbosa facilidad. Hombre
irracional vuelve a reflexionar sobre el crimen y sus repercusiones
morales. Ya en Crímenes y
pecados y Match Point, Allen había abordado el
tema, con mayor lucidez y un dejo de esperanza -más en la primera de sus cintas
que en la segunda. El más reciente film se añade como una visión todavía más
sombría e inesperadamente humorística. Es notorio el ensombrecimiento de la
visión de Allen cuando ya no encuentra personajes admirables, ni una redención
intelectual o creativa que aligere el final. El que la vida personal de Allen
haya influido en este cambio, como lo hizo muy probablemente, no nos da un
elemento de mayor claridad para juzgarla. En ese sentido, resulta más
productivo analizar a la cinta como parte de un corpus que ha ido mutando en la
medida en que ha ido transformándose la misma poética del director. El
largometraje más reciente da nociones claras de una perspectiva hoy diferente,
así buena parte de los argumentos y recursos estilísticos sean los mismos.
Hombre
irracional es una interesante fábula sobre el crimen que se ve
limitada por las irregularidades y los defectos que han aquejado recientemente las
cintas de Allen. Puede que quepa aquí leer la película como una obra del estilo
tardío que proponía Edward Said. Una obra que pasado el umbral de la muerte -en
sentido metafórico, evidentemente- intenta crear un lenguaje nuevo. El híbrido
de drama y comedia que por fin se conjuga sin fisuras tiene todo los rasgos de
un lenguaje distinto al que el director ha manejado en el grueso de su carrera
-siendo Blue Jasmine la
otra cinta que podía contarse con tales rasgos. Es verdad que no todo es
afortunado en Hombre
irracional. Uno tiene la sensación de que el affaire entre Rita y Abe no es
suficientemente trabajado, al tiempo que hay fragmentos en los que casi uno
tiende a pensar que ve la realización de un borrador de guión y no de uno
finalizado. Estos defectos no opacan la contundencia de los elementos centrales
sobre los que gira la película. Por lo demás, resulta palpable que se trata de
un film hecho por artistas con oficio que saben matizar y comunicar sensaciones y
sentimientos complejos. A pesar de ser una cinta imperfecta y problemática, Hombre irracional suma otra estimulante pieza a la filmografía
extensa de un cineasta de la mayor relevancia.
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