Las mejores películas de siglo XXI: O cómo dejé de preocuparme y aprendí a amar las listas
Una nueva lista ha salido a la luz. La semana pasada la
BBC reveló los resultados completos de la encuesta que hizo entre 177 críticos
para determinar cuáles son las mejores películas de lo que va de siglo XXI. El
listado final se parece demasiado al de otros ejercicios similares: predecible,
incompleto y relativamente insatisfactorio. Y, no obstante, algunos comentarios
que han tratado de cuestionar el resultado quizás se dejen llevar por un juicio
apresurado y por el deseo de hacer de las listas un canon en el que pueda
establecerse unas directrices para determinar qué es lo mejor del cine.
Por supuesto, la retórica rimbombante que presenta a un listado como una selección
de lo más destacado del cine influye en ello, como también lo hace el que ese
listado final no refleje el gusto personal y las idiosincrasias propias. A los
listados se les consulta como documentos de referencia y como caja de
resonancia de afinidades personales, como Biblia y como contendor sobre lo
que uno mismo considera más destacable. Lo más censurable de la tendencia de
los listados es que se les convierta en una suerte de remplazo de la crítica. Y es en ese sentido que las polémicas que ha suscitado la lista de la
BBC me resultan un tanto desproporcionadas. A pesar del cuestionable discurso
con que los editores del medio de comunicación británico han promocionado su ejercicio, su resultado no es sino un reflejo de un promedio de lo que considera,
una parte de la crítica, los mejores ejemplares cinematográficos de los últimos
17 años. O si se quiere, un termómetro de las tendencias de los críticos de un
momento particular. Las siguientes 20 películas (y las siguientes 82, que pueden
consultarse en el enlace) no son las que sobre piedra han de afirmarse como
máximas cumbres del cine, sino el reflejo de lo que hoy ve la crítica como cine
a destacar:
- Mulholland Drive (David Lynch, 2001)
- Deseando amar (Wong Kar-Wai, 2000)
- There Will Be Blood (Petróleo sangriento) (Paul Thomas Anderson, 2007)
- El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
- Boyhood (Richard Linklater, 2014)
- Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) (Michel Gondry, 2004)
- El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011)
- Yi Yi (Edward Yang, 2000)
- Una separación (Asghar Farhadi, 2011)
- No Country for Old Men (Sin lugar para los débiles) (Joel y Ethan Coen, 2007)
- Inside Llewyn Davis (Balada de un hombre común) (Joel y Ethan Coen, 2013)
- Zodiac (David Fincher, 2007)
- Hijos del hombre (Alfonso Cuarón, 2006)
- El acto de matar (Joshua Oppenheimer, 2012)
- 4 meses, 3 semanas, 2 días (Cristian Mungiu, 2007)
- Holy Motors (Leos Carax, 2012)
- El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, 2006)
- La cinta blanca (Michael Haneke, 2009)
- Mad Max: Furia en camino (George Miller, 2015)
- Synecdoche, New York (Charlie Kaufman, 2008)
En el enlace se puede leer la lista completa: http://www.bbc.com/culture/story/20160819-the-21st-centurys-100-greatest-films
A pesar del intento por incluir un cine que no se
circunscriba a uno específico, la lista se ajusta a un tipo de cine heredero
del de arte y ensayo, un cine que hoy llena las programaciones de los
festivales más renombrados del mundo. Contados son los documentales, las
películas de animación y un cine verdaderamente alternativo. Ya comentaba Sam Adams en Slate que las encuestas tienden a
terminar por dar resultados que no se salen de algunos cauces, con lo que supone
que el problema de este tipo de listas reside en el método en que se les
selecciona. Bien podía uno suponer también que un buen número de votantes
escoge las opciones seguras que parecen contentar a todos. Para este efecto, vale revisar
los listados de cada uno de los participantes y cotejar hasta qué punto se
ajusta a una visión de películas que han sido ya bendecidas con la venía de la
mayoría de críticos (Listados de todos los críticos participantes en el siguiente
enlace: http://www.bbc.com/culture/story/20160819-the-21st-centurys-100-greatest-films-who-voted).
Ahora, no siendo la más perfecta de las listas
imaginables, dista también de ser una condenable. Sin duda es cierto que hay
ausencias que demuestran cierta rigidez en los criterios con que se seleccionó
a las películas y que, por ende, hizo que quedaran por fuera filmes verdaderamente alternativos. Pero afirmar por ello que es impensable que hagan faltas
películas de Clint Eastwood o de Woody Allen no es precisamente la manera de
abogar por un cine distinto. En ese sentido, son mucho más relevantes las
ausencias de realizadores como José Luis Guerin o Pedro Costa, quienes han
creado un cine mucho más estimulante desde los márgenes de la gran industria en
lo que va de siglo. Este tipo de cine aparece tan minoritariamente representado
como el cine de animación, el de género, los blockbusters y los documentales.
La diversidad suele ser la primera víctima de estos consensos. No obstante,
debe notarse que la encuesta buscaba sondear los gustos de cada participante, y
no hacer un recorrido completo por todos los tipos de cinematografía que se han
practicado durante los últimos años. Es cierto, además, que la gran mayoría de
películas son de habla inglesa, como también que esas son las nacionalidades de
la mayoría de críticos que participaron. No significa eso, sin embargo, que el
resultado final se deba únicamente a ello. Es de notar que críticos latinoamericanos
escogieron, proporcionalmente, más películas de habla inglesa comparadas con el
resto de las que seleccionaron. Esto llevaría a pensar, más bien, que los críticos
tienden a ponderar en un primer lugar el cine estadounidense o al de habla
inglesa –lo que no es necesariamente cierto. Con todo lo negativo que pueda
achacársele a la lista, no puede convertírsele en un chivo expiatorio de otras
más reprobables.
Quizás lo que sea más cuestionable es el modo en que la
encuesta es presentada. La primera razón que los editores plantean para el
ejercicio es que en la encuesta realizada el año pasado sobre el cine
estadounidense apenas se cuentan películas del presente siglo. Para demostrar
la buena salud de la producción de hoy, sin embargo, los editores decidieron
realizar este ejercicio, lo que resulta bastante incongruente (pues
probablemente esos mismos críticos, puestos a decidir sobre lo mejor del
cine, entregarían un número igualmente pequeño de largometrajes de los últimos
años en tal listado). En tanto que puede que haya cine destacable hoy, esto no
implica necesariamente que así se desvirtúe el discurso de quienes suponen que
las mejores épocas del cine ya pasaron. Y aunque esté en desacuerdo con una
visión pesimista sobre el panorama del cine, otra cosa es imaginar que el mero
hecho de recoger un listado de preferencias es un argumento que invalida a
determinada postura. Aquí vuelvo a lo que ya en principio señalaba, el peligro
de las listas es volverlas sustitutos de la crítica. Y es aquí donde aprendí a
no preocuparme por las listas y, dicho no solo con ironía, a amarlas. Hacer una
lista es simplemente un ejercicio de memoria, un anhelo por recobrar esas
historias ya pasadas y vistas, un deseo por coleccionar la vida. No hay nada
terrible en ello. Menos si se pregunta a más personas sobre sus preferencias,
lo que debería ampliar nuestras perspectivas y miradas. Así que lo mejor es
borrar eso de mejores películas y pensar que se trata de una serie de
recomendaciones que, además, son más ilustrativas cuando se consulta el listado
de 10 que elaboró cada crítico. ¿Estamos en una época dorada del cine? ¿O de la
televisión? Para llegar a tal conclusión hace falta más que unas respuestas de
cuáles son sus filmes (o programas) favoritos. Valga decir que esta lista, una
vez más, es un recordatorio de lo importante que es el verdadero ejercicio de
la crítica.
A la hora de comentar estas listas, los criterios y
gustos personales se ponen en contraste con los que postula la crítica. Bien
puedo lamentar ausencias, o pensar que, por ejemplo, entre las películas de
Paul Thomas Anderson prefiero a Inherent Vice sobre There Will Be
Blood. Ese es otro ejercicio ocioso con el que uno se puede divertir, como
con el placer de confeccionar listados. Hacer listas (y leerlas) debería ser
más bien una suerte de pasatiempo, en tanto que las listas deberían verse como documentos
de referencia. El de la BBC visibiliza un cine que de por sí ya era visible,
concluye con las películas que ya los mismos críticos habían recomendado (y no
hay nada sorprendente en ello). Si se quiere uno podría elaborar su propio
listado alternativo de 100 películas que los votantes no debieron omitir (como
lo hiciera Jonathan Rosenbaum en respuesta a un listado hecho por la AFI). Todo
ello no remplaza, repito, a la crítica, ni a un examen más meditado y lúcido
sobre el desarrollo cinematográfico. La posible conclusión sobre el panorama
del cine de los últimos años requiere más de una argumentación que de una
enumeración. Entretanto, concluyo con una celebración. A diferencia de algunas
voces, creo que el que una película como Mulholland Drive corone la
lista es un buen signo, así como que Yi Yi de Edward Yang se
encuentre entre las 10 primeras. Estos filmes no se ajustan precisamente a los
criterios del cine comercial y procuran plasmar alternativas creativas a la
hora de utilizar el medio audiovisual. Pero tanto como esas películas, no debemos de dejar de tener en cuenta a aquella crítica inventiva, argumentada
y desafiante que logra dibujar nuevos mapas con recorridos que van de la
película mainstream hasta el filme outsider.
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