Django unchained (Django sin cadenas)


Para ver cierto cine se necesita cierto temperamento. Tarantino se ha deleitado hiriendo las sensibilidades más susceptibles, conectando de un modo descarado -y torpe a veces- temas que parecen irrenconciliables o tabúes. Desde Kill Bill también se ha vuelto indulgente con su propia propuesta, que se celebra no siempre del modo más afortunado. Django Unchained es un deleite desmedido, irregular y atrevido. Es una fantasía delirante muy divertida. Muchos creyeron con la espectacular irrupción del director estadounidense que se encontraban frente al transformador del cine. Esto pudo ser cierto hasta Jackie Brown, en mi opinión su mejor película, pero desde Kill Bill su cine ha virado a un cine relativamente distinto: más descaradamente referencial, juguetón y, por qué no, comercial. La segunda etapa de Tarantino tiene tanto de bueno como de malo, pero creo que Django Unchained es una cinta en la que sus cualidades sobresalen a sus defectos. En este mismo blog al comentar Inglourious Basterds decía que al cine de Tarantino quizás le hacía falta una dosis de realidad. No pude estar más equivocado. Sin cejar en la propuesta que hoy presenta, Tarantino deleita con este indigesto plato. Es verdad que tiene un final flojo y que juzgándolo con toda seriedad la posición de Tarantino frente al tema histórico es simplona; pero también es cierto que el director californiano se permite acometer un tema espinoso sin recato, que pone en primer plano de un modo más directa lo que ejercicios académicos como Lincoln oculta, y sobre todo, que emociona y embriaga satisfactoriamente. A Django Unchained hay que rendírsele con reservas, pero rendíserle al fin y al cabo.  


La trama parece sencilla: Django (Jaime Foxx) es liberado por el cazarrecompensas King Schultz (Christoph Waltz) para que le ayude a identificar a los hermanos Brittle -quienes son los mismos que vendieron a Django y a su esposa Broomhilda (Kerry Washington). A cambio Schultz le ofrece la libertad y algo de dinero. Después de conseguirlo Schultz se da cuenta de que Django tiene un talento natural como pistolero. Schultz lo convierte en una especie de ayudante a cambio de que ambos intenten rescatar a su esposa de Candieland, plantación y burdel regido por el diabólico Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) y su servil ayudante negro, Stephen (Samuel L. Jackson). De ahí hasta al final la cinta contará como Django libera a su esposa.


Django Unchained es una de las películas más lineales de Tarantino. Muchos de quienes alabaron sus primeras cintas hoy extrañan los juegos con el tiempo de cintas como Pulp Fiction o Jackie Brown. Creo que en ello son un tanto injustos con el director, pues Tarantino dejó de usar tales estrategias por unas que son también audaces, aunque no tan evidentes. La trama de Django Unchained se desenreda de un modo peculiar: como si se prescindiese de un organizador y se viese uno enfrentado a las absurdas casualidades de la historia. Quiero decir, la trama de la cinta es movida por los personajes sin que esta parezca guiarse a un punto preciso, como lo hacen las tramas corrientes. De hecho, la trama que conté es un re-elaboración posterior a los hechos, y en eso nos da una lección revisar en las reseñas como cada una cuenta la trama y altera la sucesión de eventos, por ejemplo sin ver con precisión que Schultz accede a buscar la esposa de Django casi a la mitad de la cinta. En una entrevista Tarantino decía que sus personajes eran los que dirigían el modo en que la acción se desarrollaba, y no una premisa dramatúrgica convencional. Por ello creo que en ese sentido Django Unchained es un reto mayor y una propuesta audaz. El riesgo que toma Tarantino es hacer una película cuyo objeto no es dirigido por las premisas sintéticas de la mayoría de cintas, lo que no se resuelve del todo bien por el final del film. Conviene aclarar, en todo caso, que la publicidad ha vendido una trama más convencional, algo que no guarda completa relación con la cinta.


Es tal la sensación de que las acciones suceden tan imprevistamente que Roger Ebert en una elogiosa reseña afirma que la escena inicial es una especie de Deux ex Machina; el crítico incoherentemente señala a Schultz como el dios que aparece en escena. Ebert se equivoca a mi modo de ver al no notar que la mecánica de toda la película funciona de tal manera. El final también se desarrolla casi a pesar de sí mismo, por dar un ejemplo. Lo que se encuentra en Django Unchained es la ausencia de una guía clara. Las casualidades parecen involuntarias y en ese sentido la cinta de Tarantino es un gran riesgo, y un gran logro también. Mis reservas con el final se debe más bien a que Tarantino construye una especie de clímax en la segunda parte del filme que no puede ser igualado con el final. Si algo se debe criticar a Django Unchained en este sentido es que se permita incurrir en tal convencionalidad para luego dejarla de lado.


Ya que menciono la convencionalidad hay que subrayar que Tarantino sigue demostrando su habilidad para conjugar géneros y convenciones como si fuese lo más natural. Django Unchained es una perfecta amalgama de los Spaghetti Western con las cintas de Blaxpotation en la que parecen ser un complemento que curiosamente nadie había imaginado que tenían en sus narices. Remarco este punto que no ha sido suficientemente notado, pues en realidad no es tan sencillo darle unidad a las disímiles aventuras de vaqueros en determinantes escenarios con las encerradas historias de venganza de negros que cambian de rol. En la cinta de Tarantino ambas se complementan sin esfuerzo, lo que tal vez no se nota con suficiente notoriedad pues el cineasta lo ha acostumbrado a realizar en toda su carrera. Django Unchained consigue una mezcla perfecta para que encaje en ese mundo muy particular que es el cine de Tarantino.


En  Django Unchained se encuentran las marcas recurrentes de la filmografía de Tarantino: un reciclaje del cine serie B, diálogos extensos sobre temas intrascendentes, por mencionar un par. El cine de Tarantino es uno de autor en el que todas sus referencias son identificables, casi como si fueran prestamos. Otro los rasgos es usar metanarraciones insertas en sus películas. Glenn Kenny cuestiona el juego que el cineasta plantea en esta película al insertar la leyenda de Brünnhilde y Siegfried como paralelo a la de Django y Broomhilda. Kenny tiene razón al notar que tal juego es descaradamente obvio, y que el chiste lo hace todavía más irritante. Sin embargo, este elemento no tiene verdadera trascendencia en la película, y Kenny pasa por alto otros ejercicios de digamos teatro dentro del cine -una variación de una película dentro una película. Para poder conseguir lo que quieren Django y Schultz preparan un juego de roles en los que se han de enmascarar. En ninguna de la situaciones Django es capaz de mantener su personaje, lo que no deja ser un irónico uso de este recurso que ya Tarantino había usado en Reservoir Dogs. Al contrario de lo que uno podía pensar, el director altera sus propias herramientas, a veces muy consciente de ello, a veces ingeniosamente. Por lo menos en Django Unchained hay más ingenio.


Otros de los rasgos distintivos del cine del californiano es la conjunción de comedia y violencia. Lo que se considera transgesor de su cine en parte es en como hace de su exagerada violencia un motivo de risa. Django Unchained no es la excepción, ya incluye una escena en que el cuerpo herido de un hombre es herido repetidamente como si se tratase de un accidente. Es necesario anotar que esencialmente las cintas de Tarantino son comedias -quizás con excepción de Reservoir Dogs, y esto por seguir al pie de la letra la definición de comedia y tragedia que se da según cómo termina la historia. No es extraño encontrar entonces momentos completamente absurdos en su cine. Coincido con la observación de Kenny en que no todas las escenas cómicas cuajan del todo, como en la que se burlan de un grupo  de ineptos que antecede al Ku Klux Klan al no poder hacer máscaras con los agujeros bien puestos para los ojos. Pero difiero en hacer de esto una observación general. Sí es cierto que la aparición de Tarantino mismo como un acento australiano resulta ridícula y mal actuada, pero estos son excesos que no le quitan calidad al resto. En constraste las interpretaciones del elenco son notables, en particular las de Waltz, DiCaprio y Jackson -un rasgo también identificable de sus cintas.


El tratamiento de los personajes ha cambiado de la primeras 3 cintas a las siguientes 4. Desde Kill Bill Tarantino ya no se centra en ellos, sino que los hace un vehículo a los que sigue para contar su historia. Paulatinamente sus protagonistas se han vuelto más ópacos hasta llegar a Django, uno del que no resaltan sus cualidades y defectos. En una corta pieza Tarantino da señas de sus decisiones: al reconocer la deuda de Django Unchained con las películas de Sergio Corbucci, Tarantino indica que le interesaba como el patrón moral del Western se difuminaba en los Spaghetti Westerns al quitarle peso a su protagonista. Como ejemplo citaba la cinta de Corbucci El gran silencio en que su protagonista, encarnado por Jean-Lous Trintignant, era mudo. Según Tarantino esto limitaba la identificación del espectador, y daba una visión más pesimistas a tales cintas. Django sí es un héroe en un sentido corriente, pero sufre una reducción al punto que los personajes secundarios parecen ser más explorados. Más que defecto Tarantino se mueve en dirección de no darle tanta preeminecia a su héroe, a un tiempo un guiños a sus referentes y una variación de la típica historia de venganza que cuenta.


La venganza es la motivación de todas las cintas desde Kill Bill, de un modo u otro. En Django Unchained las causas son palpables. Django no sólo rescatará a su esposa, sino también ajusticiará a quienes lo han humillado. En este último filme el cineasta construye poco a poco la sensación de injusticia para que, en el clímax que cierra el segundo tramo, la retaliación de Django sea vista como justificable y necesaria. En la cinta se ve dos clases de violencia: una atroz y aberrante, otra justificada e incluso cómica. Tarantino filma una escena como en la que Calvin se divierte viendo una pelea de mandingos, u otra en la que perros son lanzados para devorar a un esclavo que intentaba fugarse como inaceptables. Una violencia que opera en la cinta como un motor para dar la razón a que Django termine matando a cuanto blanco se aparece. El inconveniente que plantea para el desarrollo de la cinta se cifra en que Tarantino acumula tensión pero alarga mucho el desenlace, dejando fuera de uso el efecto. La caricaturización que plantea dos tipos de violencia es simplificar la perspectiva de lo que hace Django. Tarantino quiere hacernos ver que Django es llevado a los límites para convertirse en una máquina de matar, pero al haber usado estrategias como empalidecer a su protagonista no consigue mostrar tal cuestión con claridad. Este es el punto que resulta más problemático del film, que no está resuelto completamente, si bien no es tampoco una reducción absoluta a la pelea de buenos y malos.


Sospecho que la posición de Tarantino es en parte derivada del rechazo que siente por el terrible pasado de esclavitud en E.E.U.U. La violencia que ejerce Django es la simple redención de los estadounidenses de hoy. Es una visión simplista, pero una que se atreve a tocar un tema que ha sido invisibilizado en prácticamente toda la filmografía de este país. Tarantino ha tocado un tema tabú con su peculiar visión, y esto requiere coraje. Peter Bradshaw en su laudatoria reseña nota como del cine contemporáneo las únicas cintas que tocan directamente a la esclavitud son Manderlay de Von Trier y Django Unchained. La problemática de la esclavitud y el racismo sigue siendo un punto álgido que no se reconoce con facilidad. Django Unchained muestra en parte el horror que provocó. Pablo Muñoz en una feroz diatriba indica que Tarantino reduce el tema a una fantasía revanchista sin mayor alcance. Y aunque con razón al mostrar que tal fantasía no ilumina lo que fue este terrible trauma, se equivoca al reducir la cinta a algunos fallos -que espero que mi reseña pueda señalar por qué en otros aspectos la cinta es un éxito, como se equivoca también al endosarle un maniqueísmo a Tarantino que sus dos últimas cintas niegan.


No es menor el que en Django Unchained el hombre blanco liberal y humanista sea un alemán mientras que los alemanes (nazis) eran los villanos sin mayores matices. El tipo de película que ha elegido el cineasta es una que inevitablemente tiende a dividir en bandos a sus personajes; mas el que decida contrastar la barbarie que se vivió en E.E.U.U. no simplemente tiene como origen el que Christoph Waltz sea tan buen actor. Me sorprendió tremendamente la escena en que Calvin Candie ordena a sus siervos que suelten los perros para que devoren al esclavo fugitivo. Schultz mira aquello horrorizado, no puede soportar la escena, lo que es respondido por Calvin con un irónico comentario. Django en defensa del alemán dice, parafraseo: "Lo que pasa es que él no está tan acostumbrado a los estadounidenses como yo".Que tal afirmación se haga en una cinta comercial y taquillera es un modo abierto de reflexionar sobre la barbarie que llevan en sus hombros los estadounidenses, lo que no es poco. A pesar de que la trama parezca una simpleza, el escrutinio más cercano permite ver que Tarantino tiene una mirada un tanto más matizada de lo que parece. La herramienta no es la más adecuada para dar una visión lúcida de la Historia, pero en el contexto del cine estadounidense es uno de los que se atreve a ver y reconocer sus crímenes.


Django Unchained es desafiante por centrarse en un sótano en lo que esconde la historia estadounidense llena de horrores. Tarantino asume el riesgo de enfrentar tales demonios mediante las convenciones del cine de género -que siendo convenciones lo que hace es esquematizar personajes y situaciones. Django Unchained no sale indemne, pues poner al oprimido en el papel que ostentaba el opresor es una reducción. Acá Tarantino se preocupa más por la cultura popular y por la historia del cine. La provocación de Tarantino funciona perfectamente en tales contextos: terminar su película haciendo vestir a Django con las ropas de Calvin es invertir las figuras tópicas con las que la cultura ha creado un imaginario. No así sucede si se revisara con respecto a la Historia de la que deriva el film. Sin embargo, Tarantino es el primero en reconocer tal limitación: la esclavitud fue algo mucho más horrible de lo que muestra en la cinta, ha afirmado en varias entrevistas. El film es un esfuerzo honesto que agita una región que la cinematografía de E.E.U.U. había evitado. 


Lo mejor, en todo caso, es ver Django Unchained sin prevenciones. Peter Bradshaw lo resume perfectamente: ver la cinta es como disfrutar de un cigarrillo prohibido. Es un placer que provoca problemas. La nueva cinta de Tarantino es más arriesgada de lo que parece, si bien su simplonería e indulgencia la afectan, así como el no poder concluirla al momento en que el film parece va a terminar. Aún así, al mirarla recordé lo que decía irónicamente Aldo Raine al final de Inglourious Basterds: la práctica hace al maestro. Tarantino ha contando historias de venganza por más de una década y hoy nos entrega la mejor hasta la fecha. Una película emocionante y excesiva que embriaga para todo aquel que disfrute tal tipo de pláceres, porque claro, la propuesta estética de Tarantino no gusta a todas las sensibilidades. Creo que en buena medida Django Unchained gusta dependiendo del temperamento.


P.S.: La música siguie siendo uno de los fuertes del cine de Tarantino. Como es habitual el cineasta escoge con precisión canciones y música incidental para sus secuencias, con la novedad de que en Django Unchained incluye por primera vez música original para la película. ¿Será un cambio significativo en el cine de Tarantino? Habrá que ver. Aprovecho para retractarme de una afirmación sobre la música de Inglorious Basterds en la que  decía que no soportaría más música de Spaghetti Western en las cintas de Tarantino. Lógicamente para un film con tal temática dichas piezas son más que adecuadas.
Para terminar, una canción: Who did that to you? de John Legend.


Comentarios

  1. Muy buena crítica. Concuerdo con que "Tarantino ha contando historias de venganza por más de una década y hoy nos entrega la mejor hasta la fecha". Sin duda alguna él se ha apropiado de este género haciéndolo solo suyo. Las historias que cuenta en cada film se distancian por mucho de las de otras películas que muestran la venganza como tema central pero que Tarantino ha sabido desarrollar durante cada film haciendo cómplice y participe al espectador que disfruta de sus películas.

    By: Golden Boy

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    1. Agradezco tu comentario. Creo en "Django Unchained" Tarantino recobró ese poder de hacer atractiva cada secuencia de sus películas, como si se tratase de un plato suculento. Desde "Kill Bill" no lo conseguía del todo, pero con esta nueva cinta vuelve a ser el cineasta vital que una vez fue. O por lo menos así lo veo yo.
      Saludos

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